Escucho el timbre del ascensor que anuncia la llegada al piso donde se encuentra oficina de mis padres en Nueva York. Cuando las puertas se abren me encuentro con Viorica que al verme sonríe haciéndola ver aún más hermosa de lo que es. - Buenos días – me acerco a ella dejando un beso en su mejilla y ella me abraza. - ¿Cómo estás? – pregunta sonriente y entiendo por qué mi hermano la ama. - Bien, muy bien – respondo a lo que ella me lanza mirada curiosa – ya lo sabrás - ¿podrías soltar a mi esposa? – escucho la voz de mi gemelo por lo que me vuelvo en su dirección viéndolo en su silla de ruedas. - ¿temes que a que se enamore de mí? – bromeo haciendo que enarque una ceja – no sería difícil, somos iguales… - Que interesante – comentan l