Un adiós no es para siempre

1520 Words
Capítulo 1 Lisseth Fernanda No dormí en toda la noche, siento mis ojos cansados e hinchados de tanto llorar, no contesté ninguna llamada de Raúl, ni siquiera sé cómo resistí, debo irme, antes de vencerme e ir tras él, no puedo, mi padre arruinaría su carrera y yo no soportaré ver destrozado a mi amor. Me visto con rapidez, no tengo ánimo de nada, ni hambre, ni frío, aunque el clima es invernal. Salgo y Rebeca se cruza en mi camino, me abraza con dulzura, estoy conteniéndome, debo ser fuerte —¡Mi niña! —Exclama con tristeza —. Supe todo, Esteban me lo dijo. La verdad lo sabía, lo presentía. Tus ojos brillaban por Raúl, le pedí a tu padre que los dejara en paz, que fueran felices, él no cree en el amor de Raúl por ti, pero dejará a Raúl en la empresa si cumples tu palabra. Abracé a Rebeca, lloré en sus brazos, le dije lo mucho que amo a Raúl, que es el amor de mi vida, que no podré a amar a nadie más. —Lo sé mi princesa —Me limpió las lágrimas —mira se me ocurre algo —Me dice con una sonrisita traviesa. —¿Qué? —Pregunté intrigada. —Ustedes se aman, anden en secreto, pero finjan que ya no hay nada, absolutamente nada entre ustedes, te quiero mucho Lissie, eres como una hija para mí y quiero tu felicidad y esa felicidad es con mi otro hijo — dijo esto último refiriéndose a mi Raúl. —¡Ay, no sé! —Exclamo algo nerviosa. —Estaremos lejos, ¿cómo nos veremos? — Inquirí. —En uno de los viajes que haga Raúl a Arizona, en los fines de semana que tienes libres —dijo. No pude evitar reírme. —Jajajaja. —En uno de esos viajes iré yo, le diré a Esteban que quiero ir de compras y aprovechar para verte, y cuando te hable estaremos juntas, ya después se van a donde quieran —La abrazo, la amo. —Está bien, hagamos changuitos para que papá no sepa, porque si no, ¡ay no!, no quiero ni pensarlo, nos mata a los tres —Nos reímos bajito. —Vamos, le dije a Esteban que te iba a acompañar a comprar el boleto y allí estará él, podrán despedirse unos minutos, porque tiene que regresar a la empresa y no queremos levantar sospechas —Me guiña el ojo. —Okey vamos —digo entusiasmada. Llegamos al aeropuerto, y allí estaba él, mi amor, mi Raúl. Corrí a sus brazos, nos besamos con ansias, nos dijimos lo mucho que nos amamos entre besos. No nos dimos cuenta del carraspeo de Rebe. —Me encanta verlos felices, pero no tenemos mucho tiempo hijos —Nos dice con voz dule —. Tú tienes que volver a la empresa —Le comenta a Raúl, apuntándolo con el dedo un poco impaciente y viendo al rededor para cerciorarse de que no nos estuviera viendo alguien conocido. Rodeamos los ojos con enfado. No queremos separarnos. —Iré a comprar el boleto. —Okey — respondemos en unísono. Después de que Becky nos deja solos, veo que saca algo del bolsillo de su pantalón, al verlo sonrío, es mi collar que le había regresado ayer en la noche. —Esto es tuyo, bonita —Me dice con demasiada ternura en su voz. Lo tomé con cuidado, no me la puedo poner por obvias razones, pero la voy a guardar y cuando pueda ponérmela me la pondré. Me toma por la cintura y me da un apasionado beso. Atrapo su rostro con mis manos, tomándolo por las mejillas, correspondo a su beso con la misma intensidad con la que me besa, bebo de sus labios y siento como nuestras lenguas danzan al ritmo de nuestros latidos, que cada vez más va en aumento. Me veo obligada a romper con el beso, pues siento como el cosquilleo en mi vientre se aceleran cada vez que nuestros labios se rosan con más ímpetu. Vemos salir a Becky. —Lissie tenemos que irnos —Comunica. Raúl y yo hicimos pucheros. —No me quiero ir —Declaro con tristeza al dejar a mi amor. —Lissie… —Me dice Rebe. Rodeo los ojos con melancolía al no poder estar con Raúl. Nos despedimos con un tierno beso. —Te amo mi bonita. —Yo a ti —Le digo con los ojos llorosos. Me limpia las lágrimas y me dice. —No llores mi amor, nos veremos cuando vaya a Phoenix, estaremos juntos —Nos besamos y nos abrazamos. (***) En la camioneta de Becky —Es tan injusto todo esto, mi papá actuó muy mal con la noticia, pensé que no se opondría porque Raúl es como su hijo y mira, qué equivocada estaba —Solloce con Becky. Me toma de la mano y me dice. —Yo sé mi niña hermosa —Me comenta con nostalgia. Llegamos a casa, al entrar nos encontramos con Clara, la señora de la limpieza. —Me iré a mi habitación —Les informo en voz baja. Al llegar, me encierro, quisiera aventar cosas y gritar de la frustración. Me tiro a la cama y lloro como una niña. Llego la hora de irme, al llegar al aeropuerto con papá, Rebeca, Regina y mi hermanita Angélica, de siete años, de cariño le decimos Angie. Se me acerca y llora en mis brazos. —No te vayas hermana, Héctor y Lisa también se fueron, aunque tengo a Regis no me siento sola, pero ustedes también me hacen falta —Me dijo llorando mientras me abrazaba con todas sus fuerzas. Llore con ella, odiaba toda esta situación, separarme de las personas que amo. Al subirme al avión, pienso en Raúl, en lo mucho que me duele irme y dejarlo, lo voy a extrañar mucho. Raúl Villalpando Estaba en mi departamento con el celular en la mano viendo las fotografías de mi bonita, de repente me sale esa foto que le tomé, recuerdo tan bien ese día, lo recuerdo como si hubiera pasado ayer, estábamos en la playa. *Recuerdo * Estamos en la playa jugando en el agua, de vez en nos besábamos. —Te amo bonita, eres lo mejor que me ha pasado en la vida, estar a tu lado —Le dije mientras acariciaba su mejilla con mis nudillos. —También te amo amor, te amo mucho, desde hace tres años, ni yo misma sé cómo pasó —Le doy un suave beso en esa boquita que me encanta y me vuelve loco. Nos separamos y seguimos jugando en el mar, reíamos y la abrazaba por la cintura, la levantaba y le daba vueltas. En un momento, me separé de ella, para tomar mi móvil quería tomarle una foto, se ve tan hermosa. —Mi bonita —Grité. Ella volteó con una bella sonrisa, y en ese mismo instante le tomé la fotografía. Escucho un ruido constante que me trae a la realidad, y cuando me doy cuenta es alguien que me está tocando la puerta. Me salió un suspiro cansado, dejé el teléfono en la mesa y me levanté a abrir a ver quien tocaba. Veo a mi mejor amigo Iván, me hago aún lado para que pase. —¡Qué carita traes, hermano! —Añade en cuanto me ve. Cierra la puerta detrás de él. —¿Qué te pasa, por qué tienes esa cara de tristeza? —Cuestiona ladeando la cabeza, preocupado por mi bienestar. Suelto un suspiro de tristeza, mi alma está rota, mi corazón ya no late como antes porque ella no está conmigo. —Mi Lissie se me fue —Suelto en un susurro. —¿Se fue? ¿A dónde? —Interroga confundido. —Se regresó a Phoenix —Le digo con un gran dolor. Iván me mira con nostalgia. —Mi padrino tomó muy mal nuestra relación, me despidió de la industria y Lissie le pidió que no me corriera, le dijo que renunciaría a mí, pero que me dejara en la empresa. Me observa con el ceño fruncido. —Tú traes algo, suéltalo —Me pide mientras camina al minibar y se sirve whisky. —Vamos a estar a escondidas, no nos queda de otra, Rebeca nos va a ayudar, de hecho, de ella fue la idea —Le cuento a mi amigo. —¿Qué? —Pregunta atónico. —Sí, me llamó en la mañana y me dijo que nos apoyaría para que estemos juntos. Iván se queda asombrado, sin poder creerlo, me causa gracia su actitud, que me río. —Cuando vaya para Phoenix, Arizona, nos pondremos de acuerdo para vernos — me sirvo whisky y le doy un trago —. No podría estar separado de ella, me enamoré como loco de ella. Iván se ríe y ladea la cabeza. —Si no te viera, ni te escuchara, no te creyera nada, siempre decías que nunca te enamorarías —Se carcajea —, y mira de quien te fuiste a enamorar —Me dice riéndose. Asiento con una sonrisa.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD