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1598 Words
¿Cuántas veces has llegado una boda y ves a varias personas solteras, pero más mujeres que hombres? Yo he visto muchas. Tal vez no todos se dan cuenta de esto, porque se encuentran con su pareja. Solo llega a saberlo las personas que observan sentadas, o sea, las solteras. Si están pensando que yo soy la observadora, entonces, están en lo correcto. Yo soy la soltera que siempre ves en las bodas u fiestas, triste ¿no? No tengan absoluta pena ni lástima por mí, porque soy feliz yendo sin pareja a las fiestas. No, nadie me rompió el corazón. Solamente me gusta mi libertad de soltera, y disfruto estar con mi amiga Emma.   Hoy es uno de esos días donde me encuentro sentada observando. Me gusta, ya que hace unos días fui a una fiesta donde pude observar que un hombre ya grande de edad junto con su esposa se acariciaban, decían palabras hermosas, fue muy gratificante y conmovedor ver ese tipo de escenas en mi vida. Pocas personas tienen cierta edad y siguen amándose como si fuera la primera vez.   ¿No vas a bailar? —Me pregunta mi hermana, que a veces llega a sentir lástima por mí.   -No, gracias. —Le sonrío. —Me quedaré aquí, observando como siempre. —Cree que nunca voy a tener novio. Ya antes me había preguntado si era lesbiana, claramente le dije que no.   —Sabes, podemos bailar nosotras dos. Jamie puede quedarse mirando. Solo nosotras dos ¿Qué dices? —Está siendo una hermana genial. Puesto que mis padres la dejaron a cargo, ellos deberían estar aquí en la boda de unos de sus empleados, pero siempre están viajando. Nosotras venimos a representarlos, como hacemos todas las veces.   —Te agradezco que quieras hacer que me divierta, pero ve a bailar con Jamie. —Le guiño a Jamie para que me ayude con ella y se vayan a bailar de una buena vez. Básicamente me llevo muy bien con él, como si él fuera un hermano más. De otra forma no le habría guiñado el ojo. Jamie se levanta de su silla, la toma de la mano, y se la lleva a la pista donde casi todos están bailando. A excepción de unos cuantos solterones y señores mayores.   Observo atentamente a mis alrededores como suelo hacer. Mi hermana me llama "Becky la Obsdefi" que es un diminutivo de Becky la observadora de fiestas . En la mesa estoy con una pareja de edad mayor que no tienen ánimos de bailar ni lo tendrán. Hablan sobre sus nietos y a la universidad que los enviarán sus padres. Alejo mi oído de esa conversación y mi centro en una mesa al fondo donde hay una pareja discutiendo. Piensa que nadie los ve puesto que todos bailan, pero no se percataron de mí. Sonrío para mis adentros. No logro escuchar lo que hablan, pero puedo leer los labios de la chica. Le reclama sobre algo de mirar el trasero a otras chicas en la fiesta, lo que él responde que solo mira sus zapatillas y así poder comprarle unas a ella. Alejo la mirada de allí y miro a mi hermana bailando sensualmente con su novio. Tiene las manos muy debajo de la cadera de Jamie mientras él le susurra algo al oído, ella se sonroja y esa es una señal de apartar la vista de ellos.   Cambian de música y es donde los recién casados entran a la pista. La pareja es joven, hijo de los empleados de la tienda de comestibles de mi padre. La familia Palermo es muy querida por ellos. Casualmente mi padre es un hombre muy generoso y humilde a pesar de tener varias tiendas en el pueblo. Tiene amistad con todos sus empleados y los trata como de la familia. Algo que me gusta mucho de él es que dona dinero a las fundaciones de niños con cáncer, y cuando es navidad regala cobijas y comida a las personas de la calle. Su único defecto es que viaja mucho con mi madre y casi no se encuentra en casa con nosotras. Mi hermana se hace responsable de mí, ya que es la mayor. Se encarga también de administrar las tiendas de la familia. Mi padre dice que ella heredará el cargamento de todas las tiendas comestibles del pueblo y será querida como también lo es él. A Angie no le desagrada la idea, siempre ha querido manejar el negocio familiar y ser como mi padre.   ¿Quieres bailar? —Un hombre de unos 55 años tiene su mano hacia mí invitando a que la tome, cosa que no haré. Es demasiado viejo para mí, y aparenta ser de esos hombres asquerosos que le gusta divertirse con chicas como yo de 18 años, mientras su esposa está en casa con sus dos hijos y un recién nacido. Pobre mujer.   -No, gracias. —Le digo. Hace una mueca y se va. Gracias a Dios, a veces me tomaba más tiempo de lo normal desechar a un hombre como él.   Mi hermana me dice que nunca voy a encontrar un novio si nunca les doy la oportunidad de acercarse a mí. Pero estoy bien conmigo misma. Rechacé invitaciones de algunos chicos guapos y de buena familia porque no siento nada cuando estoy cerca de ellos. Recuerdo mi primera cita con Mark Becker, tenía 16 años cuando me invitó a salir. Admito que estaba nerviosa y no dejaban de sudarme las manos, entonces cuando íbamos a besarnos no sentí nada. Me refiero a que no volaron mariposas ni dio volteretas mi estómago, ni se me flaquearon las piernas. Así que le dije a él que me volviera a besar y lo hizo. Pero no volví a sentir nada. Salimos un par de veces y yo no teníamos nada. Mark era un niño de mi misma edad con ojos azules que tenía lentes y su cabello era pelirrojo, tenía pecas en las mejillas que lo hacían ver muy adorable. Pero ni su sonrisa encantadora me flechó, así que terminé con él después de tres semanas de novios. Cuando él se fue del pueblo creí lo que había hecho por mí, ya que le había roto el corazón. Él si estaba enamorado de mí. Pero se había ido porque se iba a vivir con su padre en California. Sus padres estaban divorciados. Tuve un par de citas que tampoco me hicieron sentir mariposas en el estómago, así que de igual forma los deseché. No sé nada del amor, pero creo que cuando sientes que alguien te mueve cosas en el interior y haces que tu respiración sea inestable con tan solo verlo, es cuando piensas que es el correcto. Y nada de eso sentí en mis citas, así que no perdería el tiempo ni lastimaría a las personas si sabía que no funcionaría. Así de simple. Y desde entonces no he salido con nadie. Ya que mis expectativas son muy altas y ningún chico de mi pueblo las alcanzaría.   Generalmente las chicas que leemos libros donde nos dan una historia de amor casi perfecta, nos hace vulnerables con el chico que describe en sus libros. Nuestras expectativas están por los cielos, pero tampoco hay que tener una expectativa tan grande. Nos hemos enamorados de los personajes, llorado y sufrido con ellos. Cada vez que leemos nos identificamos con una parte de ello. Lamentablemente siempre me enamoro de los chicos literarios y no soy la única. Mi mejor amiga Emma también cae rendida a los pies de ellos. La última vez que hablamos me dijo que su lista de personajes literarios se había alargado. Ella normalmente escribe en un librito los nombres de los chicos que le roban el corazón.     —Acabo de anexar a: Patch Cipriano, Travis Maddox, Augutus Waters, Dankmar Walker, Peter Kavinsky, Raffe, y por último Christian Grey —sus ojos brillantes con dos estrellas de la emoción. —Ayer terminé el último libro ... y ¡quiero casarme con él! Es perfecto y tan sexy a su manera. No sabes cuánto deseo que me tenga en su cama y ser su sumisa. Decía con voz soñadora. Yo era igual que ella cuando hablaba de los personajes literarios. Era una euforia que se experimentaba que nadie podía parar cuando hablaba de ellos.   —Te entiendo, amiga. Yo soy igual que tú, Christian es tan ... a su manera, que enciende la llama del deseo —cada vez que hablaba de Christian Grey… no hay palabras para describirlo. Cambié mi cuenta de correo con su apellido, me hizo sentir como de su propiedad. Como si realmente él fuera mío y yo suya.   —Quisiera que uno como él sea el primero. —Se mordió el labio inferior. Tanto ella como yo, éramos vírgenes porque queríamos esperar a la persona correcta que nos hiciera sentir esas sensaciones que a veces leíamos en los libros. —Los hombres deberían aprender de él, para ser un dios en la cama, —decía.   -Tienes razón. Deberían leer el libro los hombres para que aprendan del Amo —nos miramos y reímos juntas.     Naturalmente casi siempre soñaba despierta. Me imaginaba a Patch encontrándomelo en persona, o que asistiera a la misma universidad que iba. Pero todo era un sueño que nunca se cumpliría, Patch no llegaría, ni entrevistaría algún día a Grey ni sería su sumisa (cosa que no quería. No me gustaba nada el sadomasoquismo, solo quería una relación de flores y corazones. Como él diría. ) Los chicos de la vida real no se comparaban con los chicos literarios. Todo era demasiado lejos y a la vez demasiado cerca. Y había perdido las esperanzas de que alguna vez encontrara a mi otra mitad y me enamorara.
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