2

841 Words
Randy —Si entras a esa boda, te doy mi Ferrari por una semana —él sabía que me tenía atrapado. Yo amaba su auto, pero tenía mi moto y eso era suficiente para mí. Aunque me gustaba la propuesta, a las chicas les encanta un buen auto y más con un chico dentro. —Por dos —Puntualicé. Acabábamos de salir de una fiesta aburrida que a Mael habían invitado. Casualmente todos los días vamos de fiestas, pero algunas veces son tan aburridos que nos salimos antes. El pueblo no es tan genial como para manejar una gran fiesta a excepción de algunos amigos nuestros que dan muy buenas bebidas de alcohol. Piensa por unos minutos y dice: —Está bien. Que sean dos semanas, pero ... —ahí estaba el pero que siempre ponía cada vez que se la jugaba con su auto. —Cuando entremos elegiré a una chica que quiero que enamores y te la lleves a la cama en un mes. La chica debe de amarte. Y si ganas te doy mi auto por dos semanas. -Sonrió. —Acepto. —Dije sin pensar. Era fácil hacerlo, yo era Randy Johnson, el mejor apostador del pueblo. No perdería esta apuesta y mucho menos por una chica. Naturalmente, ellas vendrán a mí como buitres, tratarán de sacar lo mejor de mí. Pero él único que saca lo mejor soy yo, llevándome una sonrisa en la cara después de un buen sexo, al igual que ellas. Les doy el mejor placer de su vida, y es como otras me recomiendan con sus amigas como si fuera específico. —Aunque esta noche ya estará en mi cama, no es necesario un mes —dije sonriendo. Claro está que disfruto que todas las chicas me deseen en su cama. Así que todas las noches tengo sexo con una chica diferente. Cualquier chico me envidiaría. —Ya veremos. Ya sabes, que si pierdes no tendremos el auto. —Sonreí. —Randy Johnson, nunca pierde Entramos a la boda. Lo bueno era que llevaba unos vaqueros negros junto con una camisa negra, completando el look con mis zapatos también negros. Mael perdió lo mismo que yo, una excepción de una camisa azul marino y botas negras. Siempre he dicho que la impresión está en lo que lleves puesto, y me gustaba vestir bien. Claro, todo de marca. Miré el perímetro checando a las mujeres. La mayoría estaba bailando en la pista, y el resto sentados. Prácticamente eran mujeres y hombres de mayor edad, y unas cuantas solteronas que me estaban violando con la mirada a mi amigo y a mí. —¡Esa! - dijo señalando con la cabeza, Mael. Ha escogido una chica de pelo negro corto con un vestido corto esponjado de mangas color rojo. Parecía un poco niña con el vestuario, el tipo de chicas que trato de evitar a toda costa. Una vez que intente ligar como una de su tipo. Me dijo que era su primera vez, y después no quería separarse de mí, quería casar conmigo, me asustó hasta la mierda. Tuve que decirle que solo era un polvo de una noche y que no me iba a casar con ella. La chica definitivamente me odió por haberle quitado su virginidad, cosa que ella me había dado insinuándoseme. ¿Quién entiende a las chicas? Se muestran coquetas y receptivas en una liga, y luego quieren hacernos que le besemos hasta los pies. Yo no soy para el compromiso. Siempre estoy huyendo a la pronunciación de la palabra, jamás estaré atado a una sola mujer, pudiendo tener más de una.   —Estás loco, ¿verdad? —Le pregunté —sabes que huyo de ese tipo de chicas, después de la niña que quería casarse conmigo —hice una mueca al solo recordarlo.   -¿Tienes miedo? Vamos, Randy es solo una chica. —Me animó.   —Te aseguro que es virgen. Mira su vestido, es muy aniñado parece tener 15.   —Pero ya viste sus piernas. A sus 15 son muy lindas piernas que luego estarán enredadas a tu cuerpo ¿de qué color serán sus ojos? —Mael estaba en lo cierto. Tenía unas hermosas piernas, aunque no eran tan largas como las que estoy acostumbrado, pero estas eran las mejores piernas de las que había visto en una chica. Y ahora tenía curiosidad de qué color eran sus ojos. La chica no se había percatado que había visto como nuestra siguiente apuesta. Su mirada estaba posada en los alrededores, observaba a las personas. Rara Entonces miró hacia la entrada que es donde nos encontramos mirándola y sus ojos eran azules. Sonreí Eran muy hermosos, la chica era demasiado hermosa para ese vestido, y claramente no era una niña. Era una mujer vestida en un vestido de niña.   —Si no la quieres. Entonces yo la tomaré. —Mael ya se ponía en marcha y lo detuve —Espera, —dije. —Es para mí.   Caminamos hacia ella. Su mirada y la mía estaban fijas y no quise perder la conexión. Sentí algo dentro de mi pecho que fue removido. Me detuve por un momento asustado.   ¿Sucede algo? —Preguntó Mael. Negué con la cabeza. Respiré hondo y proseguí hacia mi destino.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD