Por un momento, el mundo pareció detenerse y Logan miró a Rita, sin comprender, entonces parpadeó, procesando las palabras, pero no tenían sentido.
—¿Qué… qué estás diciendo? —susurró, con la voz apenas audible, cargada de confusión.
Rita bajó la mirada, con la culpa reflejada en el rostro.
—Lo siento tanto, Logan, pero Tessa… ella no es tuya.
Logan la observó unos segundos más, antes de soltar una risa seca, cargada de incredulidad.
—¿De dónde estás sacando esto, Rita? ¿Qué demonios estás diciendo? —preguntó, con la voz tensa—. Tessa es mi hija, ella es mi angelito, yo he estado con ella desde el día en que nació.
—Lo sé —dijo Rita, con los ojos llenos de lágrimas—. Pero… la verdad es que… no eres su padre biológico, Logan, Karoll me lo confesó ella misma.
—¡Karoll es una maldita m
