El aire en la sala de espera del hospital era sofocante de tanta tensión, Anisa estaba recostada contra Logan, con la cabeza apoyada pesadamente en su hombro, mientras Luisa se sentaba junto a Alden, aferrada a su mano. Tras un rato, la voz de Luisa rompió el silencio. —¿Cómo es siquiera posible que secuestren un transporte penitenciario? ¿No hay protocolos para evitar algo así? Alden asintió lentamente, con el rostro sombrío. —Los hay, pero las fuerzas del orden no son infalibles, a veces, las cosas se escapan y a veces… los toman por sorpresa. Los ojos de Luisa se entrecerraron con sus pensamientos dando vueltas. —¿Y si… y si no la secuestraron? ¿Y si escapó? ¿Qué pasa entonces? Logan exhaló con fuerza, apretando la mandíbula. —Si escapó, ya debe estar fuera del país, la prisión