Caprichoso destino

1533 Words
Annika... Lo veo frente a mi y siento como me corta la respiración, sus increíbles ojos azules me atrapan con intensidad nos observamos. Es un hombre realmente atractivo, cabello castaño, ojos azules claros, los rasgos de su rostro son muy definidos y varoniles, tiene una barba bien cuidada que lo hace lucir irresistible, el color traje en que se encuentra enfundado se amolda a su muy definido cuerpo creando una combinación muy peligrosa.  -             ¿entonces? – pregunta con una sonrisa juguetona. -              Usted me libro de ese compromiso en el aeropuerto – respondo mientras caminamos en la fila viendo que nos quedan tres personas – yo estaba dispuesta a comprarle un traje. -              Si, aunque debo admitir que dudé que pudieras permitírtelo – dice sorprendiéndome. -              Las apariencias pueden ser muy engañosas – respondo corriendo en la fila. -              ¿y una cena? – pregunta sonriendo mientras llega mi turno. -              Buenos días – digo dándole la espalda – quiero cinco espresos dobles muy cargados, dos pastelillos de arándanos, dos croassanes y un mocachino grande. – digo entregándole el billete que me dio Romeo – quédate con el cambio – le digo a la chica. -              ¿es todo para ti? – pregunta y yo sonrío. -              No, se me detendría el corazón en el segundo espreso – respondo mientras la chica trata de llamar su atención. -              Buenos días – me dice a Ares -              Él no desea nada – respondo y los dos me observan sorprendidos justo cuando le entregan mi pedido. Tomo uno de los espresos y le pido prestado el marcador a la chica para escribir en uno de los casos. Luego se lo entrego. -              Mi deuda está saldada – digo acercándome a él lo suficiente como para que nuestros alientos se mezclen. – nos vemos luego. Tomo mi pedido y salgo del lugar rumbo al auto donde mi primo me espera. Al entrar lo veo concentrado tecleando en su celular, viéndose muy sexy con sus lentes de sol. -              Creí que habías comenzado a cultivar el café – dice mientras le entrego su café al tiempo que pone en marcha el auto. -              Había fila – respondo bebiendo mi café mientras Romeo conduce - ¿Qué sabes de Ares Miller? – preguntó mientras nos detenemos en un semáforo en rojo, se vuelve a verme quitándose los lentes. -              ¿te gusta? – pregunta poniéndose en marcha de nuevo. -              Solo tengo curiosidad, nunca lo había visto, se supone que vivimos en la misma ciudad y nos movemos en los mismos círculos sociales – digo bebiéndome el café mientras entramos al estacionamiento subterráneo de la empresa. -              Hermosa, tienes dos trabajos muy exigentes – dice mientras bajamos del auto, lo veo tomar mi mocachino dejando en la bandeja los dos cafés restantes. – casi no vas a las fiestas o galas a las que nos invitan, cuando vas él no, pero conoces a su familia y a su hermana, Vania. -              ¿Tú amante? – preguntó divertida mientras entramos al auto. -              Va a casarse con un imbécil – responde y yo lo observo divertida, viendo cómo se cuelga mi bolso en el hombro. -              Ella es linda y me cae bien – comentó y él observa la pantalla de los números - ¿terminaron? – preguntó apoyando mi barbilla en su hombro. -              Nunca empezamos – responde en un tono de voz que jamás había escuchado en él, así que beso su mejilla. – te amo muchísimo. -              Y yo a ti – en ese momento las puertas se abren en nuestro piso. Nuestros asistentes nos esperan como cada mañana y yo les entrego lo que les compre. -              Buenos días – nos saludan los dos sonrientes – no debió molestarse señorita. -              No es molestia – digo mientras Romeo me entrega mi otro café. -              Hablaremos en el almuerzo – dice Romeo y yo asiento caminando a mi oficina viendo a Felipe con mi bolso. Pasó el resto de la mañana poniéndome al día con la empresa, tengo varías video conferencia y una que otra reunión en la empresa. Aparte de ser vicepresidenta de la empresa, soy directora del área de recursos humanos, un área que me encanta, me encanta tener contacto con las personas. Por lo que pasó gran parte de la mañana reunida con los directivos de esa área. Cuando vuelvo a mi oficina veo un enorme ramo de rosas sobre mi escritorio. -              Felipe – lo llamo por el teléfono y en un instante se encuentra aquí. - ¿Cuándo lo trajeron? -              Un rato después de usted se fuera, señorita – responde mientras me acerco a las flores tomando la tarjeta que hay entre ellas. "Creo que un café, no es compensación suficiente. ¿Qué tal una cena? Llámame.              Ares Miller" Sonrío mientras le indico a Felipe donde ponerlas justo cuando entra Romeo y frunce el ceño al ver las rosas. -              ¿Ares? – pregunta y yo asiento - ¿lista? -              Si, muero de hambre – respondo tomando mi bolso y saco mi tarjeta para dársela a Felipe – pide algo para ti y Masón de almuerzo, volvemos en un rato. – digo saliendo con Romeo. -              Me enteré que estuviste en recursos humanos – comentó mientras entramos al ascensor. -              Sí, quiero ascender a un empleado – comentó y él me observa curioso – pero tengo un inconveniente, no tiene los estudios suficientes para el cargo. -              ¿Cómo sabes que debes ascenderlo? – pregunta curioso -              ¿Recuerdas el fallo de la seguridad que me comentaste la semana pasada? – él asiente con la cabeza – fue él quien encontró la falla. -              ¿Cómo quieres hacerlo? – pregunta cuando las puertas del ascensor se abren en él estacionamiento. Nos subimos al auto y vamos al restaurante donde continuamos nuestra conversación. - ¿y bien? -              Quiero que cuando volvamos a la empresa, nos reunamos con los mejores programadores y juntos creemos una prueba para él, si la pasa lo ascendemos si no, podríamos pagarle la carrera para que se prepare y crezca dentro de la compañía – digo y él sonríe ampliamente. -              ¿eres consciente de que tendrá que estudiar en la universidad así pase nuestra prueba? – pregunta cuando nos sirven nuestra comida. -              Lo se y es lo que quiero hacer – respondo y él asiente con la cabeza. -              ¿Ares Miller? – pregunta y yo lo observo. -              Me atrae, como para pasar una noche de sexo salvaje e intenso con él... -              Por Dios Annika – dice Romeo con una expresión muy graciosa – somos prácticamente hermanos y solo imaginarte es súper asqueroso. -              ¿enserio Romeo? – preguntó enarcando una ceja y él frunce el ceño. – haces lo mismo y ¿te parece asqueroso? -              Por eso mismo te lo digo – respondo bebiendo un poco de vino – no todo en la vida es trabajo, dejemos de lado el sexo. -              Lo sé, pero yo estoy muy ocupada cómo pensar en ello – respondo mientras continuamos comiendo - ¿sabías lo de mamá? – preguntó cambiando el tema. -              No evadas el tema – ruedo los ojos porque sé que no lo va a dejar – si, ella nos comentó, pero los abuelos le dijeron que la apoyarían en todo – responde y como siempre me causa muchísima gracia. Mi madre es hija de mi abuela Chiara y mi abuelo Harby, mientras que Romeo es el único hijo de mi tío Guido, que es hermano de mi abuela, por lo que sería su tía, pero siempre le ha dicho abuela y a mi madre que es su prima, le dice tía. -              No quiero que esté tanto tiempo sola – comentó con cierta tristeza. -              Dale un nieto – respondo haciendo que casi me atragante con la comida. -              ¿estás loco? -              Piénsalo, tú siempre has querido un hijo y ya estamos llegando a los treinta, estás en la mejor edad para tener uno y así tú madre no estaría sola – sé que tiene toda la razón, pero ¿un hijo? No sería buena idea, tengo muchísimo trabajo y amo lo que hago. -              Te recuerdo que juramos tener hijos al tiempo – le recuerdo y él asiente con la cabeza. -              Lo he estado pensado, pero solo existe una mujer con la quiero hijos – dice y yo rio por la ironía, al saber de quién se trata. -              ¿estaremos pagando algún karma? – preguntó riendo. -              Piénsalo, tienes un buen candidato y un bebé de ustedes dos sería un dolor de cabeza constante – lo observo horrorizada. -              Por Dios, solo lo he visto dos veces y tú ya nos casaste y nos pusiste hijos – digo y él estalla en una sonora carcajada. -              Solo tienes que llamarlo e invitarlo a cenar – dice como si nada mientras pedimos el postre – eres una mujer que jamás pasa desapercibida y por cómo te estuvo viendo ayer en la reunión no creo que le seas indiferente. -              Para eso eran las rosas – comentó bebiendo un poco de vino. -              ¿te invito a cenar? – asiento con la cabeza - ¿hay algo que no me estás diciendo? – vuelve asentir con la cabeza. -              Ayer lo vi en el aeropuerto – comienzo a decir mientras nos sirven el postre, amo el volcán de chocolate – choque con él e hice que un café que llevaba en la mano termina sobre su costoso traje. – lo escucho reír algo que siempre me ha encantado – y esta mañana cuando estaba en Starbucks, él estaba allí. -              Caprichoso el destino...  
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