Cuando iban de camino de vuelta a la mansión Stone, Valeria y Maximus bajaron cargando algunas cuantas bolsas con la aburrida ropa que Maximus habia querido que Valeria usara.
–Parece que te han comido la lengua los ratones, no has vuelto a decir nada, ¿No te gusto lo que compramos? – preguntó Maximus, quien se sentía un poco agobiado por el silencio de Valeria.
Después de haber tenido aquella discusión en local de ropa, ninguno de los dos habia vuelto a decir una sola palabra, Valeria solo estaba ahí en silencio con su barbilla levantada.
–Debo decir que, aunque no es mi estilo, toda la ropa que compramos es de muy buen gusto – sentenció la mujer.
–¿Y entonces? ¿Por qué no pareces emocionada? Cualquier mujer estaría feliz con llenar su guardarropa con prendas de temporada.
–Es solo ropa, estoy acostumbrada a tener ropa – dijo ella encogiéndose de hombros – el hecho de que mis atuendos no te gusten no significa que no son ropa.
Maximus se quedó en silencio por algunos segundos, Valeria tenía razón, ella era una mujer que estaba acostumbrada a tenerlo todo, incluso cosas que no le hacían falta, para ella, aquel atuendo no significaba nada en absoluto.
Mateo, quien iba conduciendo, se dio cuenta de que, sin importar lo que las revistas de chismes dijeran sobre ella, Valeria parecía ser, en medio de todo, una mujer muy tranquila y humilde.
Ella realmente parecía lo opuesto a una mujer mala capaz de matar a su hermanastra, Mateo pensó en eso, incluso se planteo la posibilidad de haberse equivocado con su investigación.
Cuando pasaron por una sección de almacenes dedicados a la ropa de maternidad y bebés, Maximus sintió una presión fuerte en su pecho que le quitó el aliento durante algunos segundos, de inmediato, los planes que tenía junto a Sarah llegaron de golpe a su cabeza.
Últimamente ambos habían hablado mucho sobre tener una familia, casarse y entonces formar un hogar con dos pequeños y preciosos niños que tuvieran los bonitos ojos de Maximus y el sedoso cabello de Sarah.
Maximus se sintió amargado inmediatamente, y su animo se fue a los pies, inmediatamente, dejó de sentir lastima por Valeria y lo que sucedió en la tienda de ropa y su sentimiento se cambió a uno lleno de odio.
Por suerte, el auto acababa de entrar en la mansión Stone y ya no tendría que estar sentado junto a ella.
Allí, en el jardín de los Stone estaban Anna, Vivian y Caroline, su hermana, las tres esperaban a los recién casados para que pudieran tomarse una tacita de café juntos, aunque en realidad, las mujeres de la casa estaban locas por robarse a esa muchacha y descubrir un poco más sobre ella.
–Vamos a la habitación, querida, veo que han hecho algunas compras y quiero verlo todo – Anna agarró a Valeria del brazo.
En realidad, la anciana estaba tratando de hacer sentir a Valeria en familia, ya que estaba claro que su esposo no la estaba tratando todo lo bien que se merecía.
Para Valeria el cariño que demostraba Anna no pasaba desapercibido, pues era la única persona a la que realmente ella sentía cercana en esa gigante mansión.
–Madre, no la hostigues, hemos caminado mucho y es probable que Valeria quiera descansar.
–Bueno, yo... no tengo problema – intervino Valeria, provocando que las mujeres de la familia Stone se pusieran felices y se la llevaran antes de que el frío abogada pusiera objeción.
Durante toda la tarde, se dedicaron a conocerla un poco más, claro, sin parecer inoportunas y juntas llegaron a la conclusión de que Valeria cambiaría por completo la vida de Maximus, pues él nunca se había enamorado, al menos no en serio y con verdadera intensidad.
O eso era lo que las mujeres creían, Maximus habia sido tan discreto siempre con respecto a su vida personal, que ninguna de las mujeres de su familia habia tenido la oportunidad de verlo enamorado de Sarah Brooks.
A la hora de la comida, las mujeres se despidieron para que ella pudiera descansar un poco, asearse y bajar cuando estuviese lista, Caroline fue la última en abandonar la habitación. La miró como si quisiera decirle algo, pero nada fuera capaz de salir de su boca.
Valeria frunció el ceño, sintiéndose extraña, ¿Qué querría esa mujer?
–Escucha, sé que no nos conocemos, pero Vivian me contó de lo que sucedió esta mañana, quiero pedirte que le tengas un poco de paciencia, las cosas no han sido nada fáciles para ella, y Adam está tratando de hacer lo correcto por el bien de Raquel.
En realidad la condición de Vivian era una de la que cual todos los que sabían se sentían avergonzados.
–Lamento que Vivian te haya metido en esa situación.
Valeria asintió con un poco de pena.
–¿Por qué no hacen algo al respecto? Hoy en día hay muchas alternativas que una persona puede tener.
–Es complicado – admitió, acercándose a la puerta, pero, antes de irse, la miró con curiosidad – pero ahora que lo sabes, espero todo tu apoyo – Caroline le dio un abrazo a Valeria, como si la conociera de mucho tiempo atrás – bienvenida a la familia, por favor, mantenme al tanto de cualquier cosa – pidió la mujer.
Valeria se despidió de Caroline y entonces suspiró… en algún momento, Valeria pensó que su familia era realmente disfuncional, pero la de Maximus, ¡Vaya que no tenía comparación!
Mientras Valeria había compartido con las mujeres de la casa, Maximus estaba en su despacho, de hecho, habia pasado ahí las últimas horas trabajando, aunque parecía estar y no estar al mismo tiempo, pues todo de él, en mente y espíritu, estaba con Valeria y con Sarah, las dos mujeres al mismo tiempo. El hombre no comprendía que era eso lo que le pasaba, pero le fastidiaba, y le fastidiaba muchísimo ir en contra de sus propios planes.
Tratando de concentrarse, Maximus se frotó las sienes en su cabeza, lo logró a medias, o al menos hasta que una mucama le avisó sobre la cena y sabía que volvería a verla.
–¿Está mi esposa ya en el comedor? – le preguntó a la muchacha, pero ella negó.
–La fui a buscar, señor, pero no la encontré en su habitación.
Extrañado, decidió ir él personalmente a buscarla.
Valeria sabía ya a la hora que se serviría la cena y quiso ser puntual, pero esa tarde, después de todo lo que había sucedido, ella quiso dar una vuelta por los jardines alrededor de la mansión, allí, Antonio Brooks la habia encontrado, pues la habia estado siguiendo todo ese tiempo.
–¿Qué haces? ¡Suélteme! ¡Suélteme o voy a gritar! – le dijo ella.
Antonio se detuvo abruptamente y se tapó la boca con la mano, pegándose a ella más de lo normal, sabía que debía darle su mensaje rápidamente, pues era muy probable que estando cerca de la mansión Stone, alguien pudiera verlos.
–Si gritas, tendré el tiempo suficiente para hacerte daño, te lo juro – amenazó, apretándole el cuello y dejándola sin aliento.
Cuando apartó la mano de su boca, ella solo respiraba agitada, pero no dijo ni una sola palabra, el hombre sonrió, se dio cuenta inmediatamente que la tenía en su poder.
–Muy bien, así me gustan las mujeres, sumisas y obedientes – Antonio se acercó al cuello de Valeria, sintiéndose como drogado por aquella fragancia que la mujer estaba usando.
Después la llevó a un lugar que daba con una salida alterna al jardín, aunque en ese momento estaban más cerca de la casa, allí habia más arboles y era menos probable que alguien los viera.
–¿Qué diablos quieres, Antonio? ¿Qué estás haciendo aquí? – escupió ella con rabia.
Antonio chasqueo la lengua – tu madre me ha contado que te casaste, has sido tan ingrata que no has sido capaz de invitar a tu propia madre a tu matrimonio – dijo – ella está muy dolida, entenderás que tu mamá es mi compañera de vida y por tanto, quise venir aquí a preguntar por que no nos has contado nada, ¿Eh Valeria?
La mujer sintió que su cuerpo temblaba del miedo, si, le tenía miedo. Cada hueso de ella se sentía como una niña indefensa, como si el tiempo hubiera retrocedido y ella hubiera vuelto a ser la misma Valeria del pasado.
Valeria se mantuvo callada, al tiempo en que sus tripas se revolvían por dentro.
–Te has casado con Maximus Stone – soltó una risa – realmente eres una mujer muy descarada, no te bastó con matar a Sarah si no que además te encargaste de quitarle al marido…– Antonio alargó su mano y acarició la barbilla de la mujer, quien de inmediato quitó el rostro con asco – entiendo que hayas necesitado deshacerte de ella para poder quedarte con él.
Valeria abrió los ojos de repente – ¿De que estas hablando?
–De la verdad, Valeria. Estabas enamorada de Maximus, siempre lo estuviste y esa fue la razón para que una noche, decidieras deshacerte de tu propia hermanastra, todo por el amor de un hombre.
La mujer entendió justo en ese momento lo que él estaba tratando de hacer, Antonio habia creado toda una historia que la hacía ver aún más culpable y se la estaba detallando para que ella entendiera que no tenía escapatoria a esa situación.
–Maldito desgraciado – gruñó con rabia – no te atreverías a decirle semejante estupidez a nadie.
–Puedo hacerlo, tal parece que no me conoces lo suficiente, porque si lo hicieras, sabrías que soy capaz de eso y de mucho más.
Antonio empujó a Valeria contra una pared.
–Ahora, si realmente sabes lo que te conviene, vas a mantener la boca cerrada sobre lo que pasó esa noche, si este matrimonio es una trampa para hacerme caer y contar la verdad del accidente, entonces vas a pagarlo muy caro, Valeria.
–El que va a pagar caro todo lo que ha hecho, eres tú.
–¿En serio? ¿De verdad piensas que Maximus te va a defender? Incluso si se demuestra que yo soy culpable de algo, fuiste tú quien chocó con ella, fue tu auto el que acabó con la vida de Sarah, ¡Oh! Debiste haber visto la expresión de Maximus esa noche cuando llegó al hospital y se dio cuenta de que su quería prometida habia fallecido.
Valeria tenía un nudo en la garganta, no había noche en que ella no se arrepintiera de todo lo que sucedió.
–Por ahora puedes cantar victoria, estás bajo la protección de los Stone y supongo que eso te ha dado algún tipo de seguridad, pero será mejor que no te confíes, Valeria y sobre todo, que mantengas la boca cerrada, porque entonces la verdad saldrá a la luz y no será precisamente la verdad que tu recuerdas.
Mientras tanto, en la mansión, después de asegurarse de que en efecto Valeria no estaba en su habitación, Maximus se extrañó, ella apenas y conocía una sola área de la mansión, ¿En dónde podría haberse metido? Maximus miró a ambos lados por el largo pasillo que conectaba las habitaciones y nada, hasta que se acordó de los jardines.
En cuanto la vio, su pulso se disparó y se desconcertó al verla con Antonio escondida en una sección de los jardines, ambos estaban muy cerca el uno del otro.
Maximus cerró los puños con rabia, aquella imagen dejaba mucho a la imaginación, Valeria y su padrastro ¿Qué estaban haciendo?
De inmediato, Maximus bajó las escaleras como león enjaulado y salió dispuesto a enfrentarlos, justo en ese momento, Antonio se alejó de Valeria dejándola por fin en paz.
Valeria se dispuso a volver dentro de la casa, así que rápidamente caminó en esa dirección, sin embargo, en el caminó Maximus chocó con ella y la agarró del brazo con fuerza.
Valeria lo miró a los ojos y entonces se dio cuenta de la rabia que ellos guardaban.
En ese momento Maximus estaba suponiendo lo peor, tenía tanta rabia acumulada en contra de Valeria que su opinión sobre ella era realmente pobre y baja, al punto en que se llegó a imaginar que Valeria tenia un romance secreto con su padrastro.