Capítulo 13 – los celos de Maximus y Valeria.

1707 Words
Maximus estaba sumamente cabreado por toda aquella situación, ella no solo era una descarada, caprichosa y encargada de matar a su prometida, sino que, además, se atrevía a coquetear y acercarse a otros hombres que no eran él. ¡¿Acaso el propósito de esa mujer era acabar con su vida?! Definitivamente lo único que le faltaba a Maximus era quedarse sin la herencia del tio abuelo por culpa de Valeria Montenegro. —¿Qué hacías afuera a esta hora? — preguntó con la mandíbula apretada de la rabia. Maximus no podía esperar para ver que inventaba esa mujer. —Lo que pasa es que… Antonio, mi padrastro — ella no estaba muy segura de que debía decir a continuación. Nosotros… —Por lo menos tienes el coraje de usar un “nosotros” dentro de la oración, parece que no estaba tan equivocado con lo que vi, ustedes estaban demasiado juntos — gruñó indignado, pellizcándose el puente de la nariz antes de volver a poner su mirada en ella — tal parece que no importa que tanto intenté poner las cosas en paz entre nosotros, tu siempre vas a pensar únicamente en ti. Tal cual a como lo hiciste cuando huiste del accidente dejando a Sarah herida en el camino y como ahora, que no te interesa un comino lo que pase conmigo y la herencia. Valeria parpadeó, negando. — Tienes que escucharme, tienes que dejar que te explique. — Ah, es que tienes una explicación — murmuró, sonriendo irónicamente, a pesar de eso, ella asintió, valiente. — La hay, ese hombre me llevó al jardín, me amenazó, me... — ¿Te amenazó? — Sí, él me amenazó, de hecho, lleva tiempo haciéndolo, él es la razón de que — a pesar del nudo en la garganta, ella pensaba confesarle de una vez por todas que era lo que habia sucedido con Sarah. — ¿Cómo sé que lo que me estás diciendo es verdad? Conozco a Antonio desde hace mucho tiempo, él fue mi suegro por muchos meses y lo conozco y sé que no es un santo, pero él no se atrevería a amenazarte, tú eres su hijastra. La impresión que me da de toda esta situación es que tu estabas intentando seducirlo. — Te estoy diciendo la verdad — continuó ella, segura. — ¿Por qué te amenazó y con qué? — la verdad era que sin importar lo que Valeria dijera, Maximus no era capaz de confiar ni creer en la mujer responsable de que su prometida estuviera muerta, la misma que fue capaz de mentirle en su cara al respecto. Valeria lo miró fijamente y después de que vio la rabia en ellos, entendió que no habia nada que ella pudiera hacer para limpiar su imagen frente a él. Para Maximus ella siempre sería una culpable, de eso no habia duda alguna. —Antonio no volverá a aparecerse por aquí — fue lo único que dijo. Por un segundo, el gesto de Maximus se suavizó, ver su rostro triste hizo que el hombre sintiera compasión, esa mujer definitivamente debía tener algún tipo de poder sobrenatural. —Lo único que quiero que sepas es que, si estás diciendo la verdad, no tienes porque preocuparte de nada, yo no voy a permitir que nadie te haga daño, pero si por el contrario, lo que esperas es seguirme engañando, entonces me la vas a pagar caro. Nadie puede burlarse de mi, Valeria. Valeria escuchó aquella forma en que él le habló, no habia duda alguna de que Maximus era un hombre muy masculino que lograba encantar a las mujeres, ahora entendía a la perfección porque Sarah se había fijado en él. — Te hablo en serio, Valeria, si me mientes... — Yo no estoy mintiendo — se alejó de su contacto — Puedes pensar de mí todas las cosas que quieras, pero un día vas a entender la verdad y te vas a arrepentir por haberme llamado mentirosa. Maximus la estudió en silencio, Valeria era una mujer extraña, ella lograba confundirlo, definitivamente. —Espero que ese día llegue en algún momento, mientras tanto, lo siento si todas tus palabras son puestas en duda. Ahora, ve a cenar, ya todos están en el comedor, yo iré en un par de minutos Ella asintió y se dio media vuelta dispuesta a marcharse, sin embargo, antes de hacerlo, la voz de Maximus llamó su atención nuevamente. —¡Valeria! — ¿Sí? — ella alzó la vista. — ¿Me dirás si Antonio vuelve a acercarse a ti? — la dulce joven asintió rápidamente — Muy bien, ahora puedes irte. Maximus la miró fijamente, incluso su forma de caminar era igual a la de Sarah, ¡Joder! Esas dos mujeres ocupaban toda su cabeza. Mientras pensaba en aquello, el hombre suspiró y no dejó de mirarla hasta que desapareció. Después de que la sombra de ella hubiera desaparecido, él se frotó el rostro con cansancio y luego pidió a Mateo García que lo siguiera al despacho. — ¿Pasa algo, señor? —Sí, acabo de encontrar a Valeria con Antonio en una parte muy sola del jardín, ella dice que él la estaba amenazando — Maximus miró el exterior, pensativo, en ese momento él no sabía qué diablos pensar, tampoco que era cierto y que no. — ¿Y usted le cree, señor? — No, bueno, no lo sé, a veces creo que finge muy bien y otras veces... — guardó silencio. —¿Sí, señor? — lo instó a continuar. — Otras veces parece sincera — gruñó, como si le costara decir aquellas palabras — El punto de todo esto es que es muy extraño lo que ella dice que sucede, Conozco a Antonio, sé que es una persona desagradable, incluso su propia hija lo pensaba, pero ¿Qué podría querer él de Valeria? ¿Cuál es su interés en ella? ¿Por qué la amenazaría? Mateo evaluó un segundo la situación y se colocó a su lado, frente a la ventana, ambos miraban a la nada confundidos, pues Maximus no era el único que tenía sentimientos encontrados sobre ella. —Al principio, cuando usted empezó su relación con Sarah Brooks, yo lo seguí a él para evaluar cuales eran sus intereses y los pasos en que andaba, pero él solo se reunía a beber con sus amigos, eso es lo único extraordinario que hace — Mateo evitó comentar sobre aquellos extraños amigos que rodeaban a su exsuegro — lo que si tengo por seguro es que es un hombre de valores muy cuestionables. Maximus sabía justo a lo que el hombre se refería, eso hizo que él soltara un suspiro. El idiota de Antonio era capaz de engañar a mujeres buenas como Anna Brooks. —Quiero que vuelvas a vigilarlo, necesito saber si lo que dice Valeria es cierto o no. No lo pierdas de vista. —Así será, señor — aseguró Mateo. Cuando Maximus entró al comedor, todos ya estaban allí, esperándolo para servir los alimentos, en realidad, la cena transcurrió sin contratiempos, aunque él notó a Valeria un poco más nerviosa de lo normal. Una hora más tarde, los miembros de la familia comenzaron a retirarse del comedor. Maximus tuvo que atender una llamada de sus asuntos en el extranjero y Valeria quiso ayudar a las mucamas a recoger la mesa, incluso aunque todos insistieron en que aquello no era en absoluto necesario. — Señora, deje eso ahí, este es nuestro trabajo — le dijo una mujer amable con una sonrisa. —Yo quiero hacerlo, me aburro en mi habitación — en realidad Valeria tampoco estaba acostumbrada a hacer ninguna de esas labores domésticas, sin embargo, aquello parecía mejor que estar encerrada en esa habitación. La mujer estaba harta de ver esas cuatro paredes, por suerte al día siguiente tenía grabaciones en la tarde y podría despejar la mente de todo lo que estaba sucediendo con ella, Maximus y Antonio. — Pero señora, usted es la esposa del señor, podría hacer cualquier cosa. — Cualquier cosa también podría ser ayudar a recoger los platos. La mujer ya no replicó, pero solo la dejó apilar un par de copas y ordenar en la charola los cubiertos antes de llevarse todo a la cocina. Mientras Valeria limpiaba, junto a las escaleras, Maximus continuaba con aquella llamada, hasta que se acercó Fabiana, la otra hermana de Vivian y Caroline. —Muy bien, mantenme informado — pidió al hombre con quien hablaba del otro lado de la línea antes de colgar, enseguida, él miró a la mujer quien permanecía de pie frente a él — Fabiana — murmuró a modo de saludo. —Hola, querido, desde que llegaste apenas y me has notado, sobre todo con la noticia que nos diste de tu nueva esposa — dijo ella con un ligero puchero. Fabiana se acercó a Maximus, agarró su corbata y jugó con ella — estaba pensando en que podríamos ir a tomarnos algo y ponernos al día, escuché que tu esposa murió, quizá podemos hablar sobre esto. Maximus rodó los ojos con fastidio, aquella había sido una mujer con la que había tenido un ligue de una noche, pero realmente le fastidiaba, Fabiana le recordaba a Vivian y Maximus nunca toleró a Vivian. Mientras el hombre agarraba la mano de Fabiana para alejarla, Valeria salió de la cocina. Valeria se quedó pasmada en cuanto vio a la parejita, la indignación se subió a su cabeza y se sintió gravemente humillada al tiempo en que una sacudida le recorría cada parte de la columna vertebral, aquel fue un sentimiento que ella nunca había experimentado. ¡Maximus era un descarado! La había acusado de estar tratando de coquetear con Antonio cuando era claro que él estaba haciendo lo mismo con otra mujer. —Buenas noches — dijo Valeria, caminando al lado de ellos dos y golpeando el hombro de Maximus. —Valeria, espera — pidió Maximus, esquivando a Fabiana. A Maximus no le interesó en lo absoluto Fabiana, él solo esperaba que Valeria no pensara mal sobre él. Alguien como Maximus le daba mucha importancia a su imagen y reputación. —Valeria, espera – le pidió, sin embargo Valeria acababa de cerrar la puerta justo en sus narices.
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