Capítulo 16 – El fantasma de la ex prometida.

2074 Words
Maximus no pudo ser sordo ante aquella petición, por el contrario, el hombre se acercó mas a ella, la cargó en sus brazos y entonces la llevó al sofá que estaba en el camerino, allí, ella se acomodó dispuesta a recibirlo. Valeria estaba completamente emocionada por lo que estaba a punto de pasar, después de todo, últimamente se estaba sintiendo más confundida que nunca cuando se trataba de Maximus Stone, es que él era… como una pesadilla viviente. El hombre la vio allí acostada, con su piel angelical completamente erizada y entonces volvió a besarla con desesperación al tiempo en que trataba de deshacerse de ese bulto que cada vez crecía mas dentro de sus pantalones. Valeria Jadeó en el oído del hombre, gimiendo y apretando sus piernas alrededor del cuerpo de Maximus, que estaba a punto de desvestirla. —Hazlo, Maximus — dijo Valeria, cuando lo vio dudar al intentar quitar su sujetador. Maximus gruñó y entonces le quitó la prenda, dejando al descubierto aquellos preciosos pechos de ella, que estaban erizados. Maximus se metió uno de sus pechos a la boca y lo mordió con deseo, la deseaba demasiado y el hombre iba a aprovechar que ambos querían lo mismo para intentar tener un bebé junto a ella. Quizá él no estaba muy seguro de lo que pasaría una vez que el bebé naciera, pero de lo que si tenía certeza era de que necesitaba aquel dinero para salvar la vida de su padre. Después decidiría que hacer con ella y sobre todo, con el niño. Cuando estaba a punto de quitarse los pantalones para meterse dentro de Valeria, ella lo acarició en la espalda, en una zona sensible en la que únicamente lo habia acariciado Sarah. En cuanto él sintió aquel corrientazo eléctrico se tuvo de inmediato y miró a Valeria a los ojos, durante un par de segundos Maximus no se reconoció a si mismo, ¿Qué estaba haciendo? Habia pasado muy poco tiempo desde que su prometida habia muerto. —¿Qué pasa? — preguntó Valeria, al verlo retroceder. —No puedo hacer esto, lo siento. El auto está afuera, pediré que venga un conductor para que te lleve de vuelta a casa — Maximus salió de ese camerino tan rápido como entró. Sentía que tenia nauseas, no podía creer lo que estuvo a punto de hacer, él planeaba embarazar a esa mujer. Valeria por otro lado, estaba completamente confundida, y aunque quiso entender que era lo que sucedía, una vez que el se fue, ya no pudo tener las respuestas que necesitaba, pero lo cierto era que justo ahí se sentía mas confundida que nunca. Sin importar aquello a la mujer no le quedaba de otra más que volver a la mansión y tratar de evitar la agitación en su cuerpo. *** A la mañana siguiente, Maximus se despertó con un cargo de conciencia que se sentía como una dura resaca, a pesar de no haber tomado un solo trago la noche anterior, su cabeza dolía como los mil demonios. Una vez que bajó a desayunar, la servidumbre avisó al abogado que su esposa se encontraba enferma y que no bajaría a desayunar con ellos. La verdad era que Valeria estaba tan avergonzada por lo que habia pasado la noche anterior que no quería enfrentar a Maximus, mucho menos ver de frente a ninguno de su familia. — De acuerdo, si es así, que nadie la moleste - dijo él con desinterés, creyendo que se trataba de un capricho por lo nuevamente sucedido entre ellos la noche anterior. Maximus no estaba seguro de que era lo que pretendía Valeria no bajando a desayunar, pero lo cierto era que cualquiera que fuera su objetivo, no lo iba a conseguir, ella no iba a poder manipularlo, él tenia que ser firme con ella tal como debió haber sido desde un principio. Por supuesto, Maximus tambien sabia que lo que habia pasado la noche anterior fue su culpa, pero, hasta que no decidiera que demonios iba a hacer con ella y sobre todo, con aquella ultima clausula, entonces no iba a acercarse demasiado. En cuanto Maximus dio esa respuesta a los sirvientes, las mujeres de la casa lo miraron con los ojos bien abiertos. — Maximus, ¿Por qué no vas a ver cómo está tu esposa? Ella podría estar enferma ¿Qué tal que necesite de ti? — preguntó la tía abuela Annie. — Valeria está bien, ella solo necesita descansar un poco — respondió el, sin mirarla. — ¿Cómo puedes estar tan seguro de eso? Ustedes ni siquiera duermen juntos, ¡Maximus! — Ya te expliqué la razón del porqué no dormimos juntos, tía — después las miró a todas con un gesto serio — Dejen de tener consideraciones innecesarias con mi esposa que, además de ser mi problema y responsabilidad, es una persona en perfectas condiciones, ella no necesita ningún tipo de cuidado especial. Si alguna vez llega a necesitarlo, yo les avisaré. —No tienes ni siquiera un poco de consideración por esa mujer — dijo la tía abuela — ¿Acaso no sabes que una mujer pasa por muchas etapas en el mes? Ella podría estar en sus días, de ser así, necesita tu cariño mas que nunca. Sus emociones podrían estar muy débiles. Maximus rodó los ojos, las únicas hormonas de Valeria que estaban alborotadas eran las del sexo, ¡Si todas ellas hubieran visto la pequeña actuación de Valeria la noche anterior no estarían siendo tan consideras con ella! Molesto, Maximus dejó los cubiertos a un lado y se incorporó. — Espero les siente mejor la comida que a mí, con permiso — dijo antes de incorporarse y salir de allí. Maximus pensó en ir a ver a su esposa tal como lo pidieron las mujeres, sin embargo, se resistió y por el contrario, el resto de la mañana se dedicó a atender asuntos de sus clientes, habia algunos contratos que necesitaba revisar. Maximus estaba tan concentrado que no se percató de los golpecitos en la puerta de si estudio, si no hasta que se hicieron demasiado obvios e imposibles de evitar. Al otro lado de la puerta estaba Caroline, quien, a pesar de ser la hermana de Vivian, parecía más una hermana de Maximus, Caroline era, una de las pocas mujeres de las que Maximus tenia buena imagen, de hecho siempre pensó que Adam debió haberse casado con ella y no con Vivian. — Si vienes por lo de esta mañana, no quise ser grosero, pero es que... — No es por eso, en realidad, quería hablarte de otra cosa — ella lucía tensa — Es sobre Vivian. Maximus tenía el presentimiento de que algo extraño estaba sucediendo con ella, por eso, él bajó la pantalla de su computadora y prestó atención. —¿Qué pasa con ella? He visto comportamientos extraños, pero necesito que me digas la verdad, Adam no quiere soltar palabra alguna. —No, de hecho, no es nada malo, Vivian se ha sentido muy inútil últimamente y he pensado que tal vez, lo que podríamos hacer para mantenerla ocupada es cederle mi puesto dentro de la compañía familiar. Maximus arrugó la frente, aquello no era posible, aquella compañía, que consistía en un conglomerado de los mejores viñedos del mundo, habia sido construido por su familia, y aunque Caroline no era sangre directa, ella tambien había puesto mucho trabajo en aquello como para que ella estuviera considerando cederle su puesto a su hermana loca. —¿Es en serio? — Sí, lo he estado pensando, y bueno, yo... — ¿Lo has estado pensando o fue ella quien te lo sugirió nuevamente? Caroline se aferró fuerte a los lados de la silla y negó con la cabeza, ella era demasiada buena como para echar al agua a Vivian y sus intenciones. — Da igual como haya sido, Maximus, ella es mi hermana y me necesita en este momento más que nunca, yo me he estado perdiendo los mejores años de mi vida nada más por estar trabajando constantemente, ¡Mírame! Yo no tengo una familia, toda mi vida es ese trabajo y no estoy dispuesta a que siga siendo de esta forma…. En cambio, Vivian… Él negó, aquella era una conversación que no esperó tener nunca, pues Caroline era tan apasionada por su trabajo que él no podía entender como ella estaba siquiera considerando aquella posibilidad. —Caroline, piénsalo, no creo que.... —Ya he tenido suficiente tiempo para pensarlo, Maximus — ella se incorporó — Avisame cuando tenga que firmar todo el papeleo. —Caroline, sé que Vivian te necesita, pero no puedes hacer esto… Ella lo miró con ojos profundos, en ese momento no quería tocar ese tema, no quería hacerlo porque sabía que terminaría rompiéndose a pedazos, pues su hermana era parte fundamental de su familia. — Primero ocúpate de tus propios asuntos, Maximus, antes de opinar de los míos, pues está claro que tu familia no está muy bien — le dijo y aunque no quiso ser grosera, si sonó algo áspera. En realidad, nadie en la familia de Vivian estaba dispuesto a tocar el tema de su salud mental, de modo que Caroline simplemente rodeó el escritorio, le dio un beso a Maximus y se dispuso a irse. —Espero que sepas entender porque hago esto — dijo con delicadeza, antes de irse. Maximus maldijo, si eso era lo que Caroline quería, sabía que no podía hacer absolutamente nada. Ella era tan dueña de la empresa como el resto de los Stone. Mientras tanto, al otro lado de la mansión Vivian se encargaba de terminar de peinar a su hija para que asistiera a la escuela. — ¿Estás lista para la escuela, cariño? — Si, la abuela me puso un lazo nuevo. — Y lo luces precioso, cariño, ven aquí. Tomó su mano y su pequeña maleta y salió a que el chofer las llevara. Cuando se trataba de Raquel, Vivian se comportaba como la persona perfecta. —Déjame a esta princesita, yo la llevaré con el conductor — dijo Caroline, acercándose a su hermana. Vivian asintió y entonces Caroline agarró a la niña de la mano para llevarla afuera. — ¿Dónde está el conductor? — preguntó a Mateo, evitando a toda costa mirarlo y perderse en el poderoso y hechizante verde de sus ojos. — Atendiendo un asunto personal. ¿Quieres que te lleve? —No, gracias, tomaré un taxi. —Caroline… —No tienes que molestarte, de verdad Mateo, yo misma llevaré a la niña — dijo Caroline, quien no sabia como llevar su relación con Mateo. El hombre suspiró con impaciencia, la indiferencia de Caroline a lo largo de los años estaba matándolo completamente. —Señora Caroline — gruñó el guardaespaldas de los Stone — Sabe que no puedo permitir que se vaya en un taxi, mucho menos con su sobrina, deje que las lleve. —Sí, tía, porfa, que nos lleve, así tu y yo podremos jugar en la parte trasera del auto — rogó la pequeña Raquel, y ante esos ojitos dulces, ella no pudo decir que no. — Bien, solo porque vamos tarde. Media hora después, se detuvieron a los pies de uno de los colegios más prestigiosos de la ciudad. —Pórtate bien, ¿Sí? Vendré por ti a la salida. —Sí, tía — aceptó la pequeña, después lo miró a él con una encantadora sonrisa — ¡Adiós Mateo! — Adiós, pequeña, sé obediente, ¿eh? — le guiñó un ojo como despedida. —¡Siiii! — la dulce niña se fue dando brinquitos, hasta que desapareció. Al quedarse a solas, Mateo quiso aprovechar sus pocos minutos junto a Caroline, pero ella aun no lograba deshacerse de esa dura coraza en su corazón, Caroline habia sido herida en el pasado y no estaba segura de estar dispuesta a que sucediera una vez más lo mismo. Mientras tanto, en la mansión, Maximus atravesaba por una corazonada igual de complicada a la de Caroline, no sabia como llevar su relación con Valeria, de hecho no estaba del todo seguro de cómo iba a conseguir mirarla a los ojos una vez más. Esa mujer era como su maldición y él no sabia como sobrellevar todo lo que significaba estar con ella. Tratando de calmar su cabeza, Maximus fue al hospital a visitar a su padre. Quizá allí iba a poder encontrar todas las respuestas que necesitaba.
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