Un nuevo y viejo pasado

1387 Words
Regreso a la mansión de ese bastardo, Carlos me recibe. —Buenas noches, la cena está lista, señorita. —Carlos, saldré a cenar con una amiga, ¿crees que haya alguna tienda abierta a esta hora? —¿Qué es lo que necesitas? —Venditas con medicina, es que mis talones se lastimaron por las botas altas. —No es necesario que vayas a la tienda, suelo tener ese tipo de cosas en casa. Maldición, quiero que Carlos me deje sola para irme. —¡Pero no me dejaste terminar! También quiero toallas femeninas y una pastilla para los cólicos. —Bueno, eso no lo tengo, iré por las llaves y dinero. No te preocupes, a quince minutos hay una tienda de conveniencia que está abierta las 24 horas, no tardaré, señorita. —Te lo agradezco, Carlos. Él va por el dinero, corro a la habitación y mientras subo por las escaleras llamo a un taxi. Subo y empaco lo más necesario en una maleta, no me importa dejar la mitad de mis pertenencias. Me alegro tanto de tener conmigo el pasaporte que saqué hace tres meses. Me cambio la ropa, jeans, camiseta, tenis y un abrigo. Me hago una cola alta en el cabello y miro por la ventana. El auto del chofer no está, eso quiere decir que Carlos se fue. Bajo con cuidado y salgo al patio, estoy a punto de llegar a la salida cuando escucho un auto. Me siento aliviada al ver el taxi. Subo y le pido al hombre que me lleve al aeropuerto. Durante el camino, miro los vuelos a Dinamarca, siempre fue mi sueño conocer ese país. Hay un asiento en primera clase, a pesar de todo, creo que tuve suerte. Lo compro y lo reservo para esta noche. Aunque el vuelo saldrá a la una de la madrugada, no me importa. Me acomodo en el asiento mientras escucho música. Me siento tan relajada, siendo sincera, me siento tan molesta con Sander y Margaret. Sabían por lo que yo pasé, aún así pidieron que yo estuviera con ellos y viera ese momento, si me amaran y me consideraran su hija, ¿por qué harían eso? Me casaron con ese bastardo, incluso sabiendo que me odia y que yo aún siento algo por él. Busco mi otro celular, es un teléfono pequeño para emergencias, la única persona que tiene este número es Jenn. Tampoco se puede rastrear, a menos que yo lo quiera. Sé que Sander, Margaret e incluso el bastardo de Matthew lo harían solo para joderme la vida. Llegamos al aeropuerto y me siento cansada, fue un viaje de casi tres horas. Le pago al taxista y me ayuda a bajar mi maleta, le doy las gracias y entro al aeropuerto. Después de pasar por todo el proceso, llega la hora del vuelo, eso me alegra mucho. Tan solo faltan media hora. Aprovecho ese tiempo para llamarle a Jenn. Cuando Margaret y Sander estaban trabajando y Jenn nació, yo la cuidaba. Solo tenía nueve años cuando llegó a mi vida, pero yo estaba siempre a su lado. Me duele dejarla, ella es una parte de mí, mi hija, hermana, mejor amiga. —Ella responde rápidamente. —Sarah, estaba tan preocupada, mis padres fueron a casa de mi hermano a buscarte. —No es necesario, Jenn. No hagas preguntas, porque no voy a responderlas. Solo quiero decirte que te amo, sabes que eres una parte de mí, pero no nos veremos en algunos años o no sé si será toda la vida, espero que seas feliz y cuida a tus padres. Ella empieza a llorar. —¡Sarah, no lo hagas! Te lo suplico, ¿qué voy a hacer sin ti? Tú me conoces más que a mis propios padres. ¡A dónde vas! —Te dije que no te lo diré, pero no fue correcto lo que tus padres hicieron y me siento desilusionada por eso. Comenzaré una nueva vida y seré feliz, Jenn. —Sarah, no me olvides y prométeme que cuando te sientas mejor me buscarás. —Lo haré, no te preocupes, Jenn. —Te quiero, Sarah. —Yo también, es hora de irme, nos veremos más pronto de lo que imaginas, Jenn. Cuelgo y es hora de abordar, paso por la última revisión en el aeropuerto y subo por las escaleras hasta entrar al avión. Una azafata me lleva a mi asiento en primera clase, me siento y me relajo, me dan la carta para pedir lo que quiera y busco una película en la gran pantalla que se encuentra frente a mí. Nunca había viajado sola, pero estoy bien. Pido un café mientras miro mi serie favorita, son varias horas de vuelo, así que debo distraerme en algo. Después de tres horas tengo mucho sueño, duermo un poco para reponer fuerzas. —¡Señorita! ¡Señorita! Llegamos. Abro los ojos y escucho a las personas bajando del avión, además ya es de día. —Llegamos, señorita. —Está bien, gracias. Bajo del avión y hago todo el proceso y voy por mi maleta, al salir llamo a un taxi, este llega rápidamente y al subir siento que muero de frío. —¿Quiere que cierre todas las ventanas? —Por favor, señor. En mi país, bueno, en mi ciudad el clima la mayor parte del año es húmedo, por eso no estoy acostumbrada a climas tan fríos. —Lo entiendo, que bien habla el Danés. —Gracias, lo aprendí por los negocios. El taxista es muy amable y respetuoso. Hablé con él durante todo el viaje hasta llegar a un hotel muy acogedor, solo tiene dos plantas y es como una mansión enorme con 52 habitaciones. Hice la reserva desde el aeropuerto. Llego al hotel y me despido del taxista, estoy a punto de entrar cuando casi pierdo el equilibrio, está nevando y el suelo es resbaladizo. —¿Necesita ayuda, señorita? —No, no se preocupe. Levanto mi rostro y miro... —¡¿Sarah?! Esto no puede ser verdad. —¿Lucas? Es el rubio que Matthew llevó consigo el día que cumplió 16 años. Ese chico guapo y arrogante, que creía que merecía el cielo y la tierra. Aunque no puedo creer cómo se ve ahora, es un dios griego perfecto. La edad le queda muy bien, es un año mayor que Matthew y yo, por lo tanto debe tener 30 años en este momento. —Pensé que no me recordarías, Sarah. ¿Te quedas en este hotel? No, digo sí, por supuesto que sí, pero yo... —Sarah, no soy el de antes, no te sientas incómoda. Antes era un chico de 17 en el ejército muy estúpido e inmaduro, ahora soy un... —¡Papá...! Una pequeña y hermosa rubia corre a sus brazos. —Katy, ella es una amiga de papá. —Hola, mi papá aún no olvida a mamá y ella era muy hermosa. —Cinnamon, llévate a mi pequeña, nos veremos en la habitación. Lo siento, Sarah, piensa que toda mujer que se me acerca quiere reemplazar a su madre. Mi esposa murió cuando ella nació. —Lo siento tanto, mi mamá murió... —Cuando tenías cinco años, ¿verdad? Lo recuerdo muy bien, Sarah. —Han pasado más de catorce años, ¿cómo puedes recordarlo? —Estaba enamorado de ti, Sarah. Solo bastó esa semana para amar todo de ti, pero tú amabas a Matthew. Por cierto, ¿cómo está él? —Es una larga historia, de hecho por eso estoy aquí. —Qué bueno que vengo de vacaciones, así que tengo todo el tiempo del mundo. ¿Quieres una taza de café o chocolate caliente? —Sí, gracias. Lucas me ayuda con mi maleta y entramos al hotel, me siento tan extraña en este momento. Es una sensación que no puedo explicar. Él se quita su chaqueta y la pone sobre mis hombros, creo que el Lucas de 30 años, padre y maduro me agrada. Hola chicas, Como saben, les he explicado en mis otros libros, necesito enviar un contrato para poder continuar con este libro. Este proceso puede tardar de ocho a quince días, o incluso más. Por favor, les pido un poco de paciencia y espero que puedan esperar. Mientras tanto, pueden agregar este libro a su biblioteca. Gracias por el apoyo.
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