11

987 Words
Busqué por mucho tiempo respuestas. Quise encontrar justificaciones a lo que ellos dos me hicieron. Pero nunca las encontré. Y ahora diez años después estaba aquí en su casa, con él cocinándome y confesando toda la verdad, de cómo sucedieron realmente las cosas. Para ser sincera, no esperaba nunca una respuesta a mis preguntas. Y ahora que las tenía, no sabía cómo reaccionar. Por eso decidí irme a la cama esa noche, no sabía cómo me delatarían mis emociones. Esa noche no pude dormir, pensando en cómo las cosas hubieran sido diferentes, si él me hubiera dicho la verdad desde un inicio. Tal vez, los dos aun estaríamos juntos o tal vez no. Nunca lo sabría. Al día siguiente me llamó Charlie. Había trabajo que hacer. Le preparé el desayuno a Félix y le di las gracias por la ayuda, también el que me haya explicado lo de hace diez años. Pero ahora éramos dos personas diferentes, cada una tenía metas diferentes, y la verdad no creía que él tuviera sentimientos por mí. No le pregunté si tenía sentimientos por Camila en ese entonces o si seguía en contacto con ella. Porque había una línea delgada que no debía cruzar. Aún no estaba preparada para ello. En fin, me despedí de él y me dirige a mi hotel. Después llegué a mi trabajo. —¿Qué ha sucedido contigo? Hiroshi ha estado llamándome para saber si sé algo de ti. —Charlie es el primero en llegar a mi oficina y arrematar con preguntas. —¿Y qué le dijiste? —Que solo llamaste para decir que estabas enferma, que aún no regresabas. —Me mira escrutadoramente —¿Qué ha pasado? Dejo escapar un suspiro. —No fue nada. Tuvimos una pequeña pelea —forcé una sonrisa con mi mentira. —¿Pelea de enamorados? —enarcó una de sus cejas. —¿Por eso faltaste al trabajo? —No. Eso fue porque me sentí mal y fui al doctor. —Miento. —¿Y ya estás mejor? Asiento con la cabeza. —¿Segura? —Si. Estoy bien, Charlie. Ve a trabajar. Y es así como comienzo otra vez mi rutina. Tomo mi celular y le escribo un mensaje de texto a Hiroshi. ** —¿Qué ha pasado? ¿por qué no he podido contactarte? —se levanta de su silla preocupado. —Creí que te había pasado algo. —Estoy bien. Lo siento, por lo de esa noche. —Intento sonreír, pero me sale una mueca. —¿Qué sucedió? ¿te hice algo? ¿dónde has estado? —Yo, la verdad. No puedo comenzar nada contigo. No estoy preparada, aún. —Tenía que ser directa con él. De otra forma, las cosas iban avanzar más de lo que yo no quería. —¿Qué? —está sorprendido y tal vez herido. Pero no puedo proseguir con esta farsa. —Estábamos bien antes. —No. La verdad, nunca he estado bien. Hay algo que no te he contado aún. —¿Qué es? —entonces comienzo. Le explico un poco acerca de mi vida en Nueva York, y por qué no puedo seguir estando con él, fingiendo que todo irá bien. ** Sigo el resto de los días que me quedan en Tokio haciendo mi trabajo, sin problemas. Regresaré pronto a Nueva york. No he visto ni escuchado nada de Félix en esos días. —¿Te parece si vamos por unas bebidas antes de tu huida? —Charlie sigue alentándome a ir a beber. —No estoy huyendo. Sabes que tengo que irme. Solo estaba de paso aquí. —hace pucheros. —¿No puedes pedir tu traslado aquí? ¿no estás más feliz conmigo que en Nueva york? —sonrío. —Te voy a extrañar —le doy un abrazo. —¿Vendrás a visitarme? —asiento con la cabeza. —Vendré cuando sean mis vacaciones ¿te parece? Iremos a muchos bares. —lo intento animar. —Está bien. Pero vamos a beber esta noche, te vas la próxima semana. —Ok —rio. Me pongo un vestido sexy de lentejuelas, es mi última noche en Tokio. Mis días de trabajo se han acabado aquí, extrañaré mucho este lugar. Charlie, está animoso porque está pidiendo muchas rondas para nuestra mesa. Es fin de semana, el lugar está más lleno de lo normal, pienso que debe ser algo que siempre sucede. Aunque en la entrada vi a alguien que estaba controlando las personas que entraban. Nosotros teníamos pase VIP por Hiroshi, el guardia nos reconoció cuando antes llegábamos con él. Bailamos unas horas y bebimos hasta que nuestro cuerpo no podía más. A este ritmo, ya no podía ni caminar entre la multitud. ¿Qué estaba pasando? —Charlie ¿no crees que hay demasiadas personas? —Es normal, bebé. Es fin de semana —respondió en mi oído. Pero yo creía que no era así. Por todas partes había personas, era como un festival de música, pero en un lugar cerrado y pequeño. Mi respiración comenzaba a faltarme, no había suficiente aire aquí. Necesitaba salir. Y fue cuando perdí de vista a Charlie, las luces se apagaron y se encendieron unas rojas, alarmas de fuego. Había humo, las personas comenzaron a ser agresivas, intentando correr hacia la salida, pero era inútil. Las salidas habían sido bloqueadas ¿Qué estaba pasando? Me empujaban mientras entraban en pánico. Mi respiración estaba acelerada, lo único que pude pensar fue en alguien. Le llamé, pero nunca respondió mis llamadas. Alguien me empujó y el celular salió disparado de mis manos, había personas cayendo y siendo aplastadas por la multitud. Todos querían salir, pero no había salida. Íbamos a morir. Grité el nombre de Charlie, pero no me escuchaba, los gritos y llantos de las personas no hacían oír nada. El humo se expandía más y entraba a mis fosas nasales, después todo se oscureció.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD