3

1766 Words
—No quiero ninguna falla en el traslado de esta mercancía como la última vez. —Ordené. La última vez que habíamos hecho un traslado de cajas de licores a Canadá había sido una pérdida para mi empresa. Pero nos recuperamos. —Llámame cuando hayan llegado —colgué. —Sr. Kinney, la Srita. Rankin está esperando por usted. —Hágala pasar, por favor. Ella aparece en toda su escultural figura llevando unos pantalones sueltos con camisa por dentro y un cinturón de piel que combina con sus zapatos. Su cabello está suelto con una cinta adornandolo. Camina hacia mí y me planta un beso en la boca. —Hola a ti, también. —Digo. —Disculpa, pero desde el primer momento que te vi en el bar quise besarte. —Sonríe tímida. —¿Enserio? —asiente y niego con la cabeza sonriendo. Mis manos toman su pequeña cintura y la pego a mi cuerpo. Uso mi lengua para introducirla a su bonita boca. Saboreo lo que no he probado en años, sigue teniendo el mismo sabor de antes. Ella pone una mano en mi pecho y con la otra agarra mi cabello. Caminamos hasta que ella está pegada a mi escritorio. Sin pensarlo dos veces abre sus piernas para mí y tomo esa oportunidad para levantarla hasta que su culo está sentado en mi escritorio y sus piernas están enrolladas a mi cintura. —Sigues siendo la misma conejita traviesa —murmuro contra sus labios. —La única que te ha pertenecido —responde entrecortada. Su centro se presiona con mi pelvis y hace que gima de placer. Esta chica me hace tan bien. Es como un vino reservado por años. Beso su cuello y me ayuda con mi corbata, la saca por arte de magia y desabrocha mi camisa, me deshago de mis pantalones que se sienten pequeños y es el turno de ella, para que se quite su camisa quedando en un sostén azul de fibra delicada y encaje. Recuerdo sus ojos azules, y me miran tan impasibles que me dan arcadas. Borro el recuerdo de mi mente, no me puede afectar tanto. Estoy siguiendo mi vida sin ella, porque me ha abandonado como todos lo hicieron y ella prometió que no lo haría. Me prometió que no me abandonaría y no lo cumplió. Saco sus pantalones junto con su ropa interior a mi conejita. Quito mis calzoncillos. Estoy listo, pero no puedo hacerlo sin condón. —¿Tomas la píldora? No llevo condón conmigo. —Sí —responde con deseo en su voz. Le quito el sostén y chupo cada uno de sus pezones entreteniéndome con ellos. Cualquier artista iba a querer pintar a esta bella mujer desnuda. Acomodo su cuerpo a mi placer en mi escritorio y ella se abre más para mí, está tan húmeda y resbaladiza. Me introduzco dentro de ella y atrapo su grito en mi boca. No quiero que todo mi personal escuche que estamos follando en mi oficina. Entro y salgo lentamente, pero no quiero hacerlo lento.  Mis embestidas comienzan a ser más fuerte y ella consigue llevar mi ritmo. Sé que siempre le ha gustado lo rudo y sucio. Murmuro algunas cosas sucias que le haré después, haciendo que se sonroje. Encajamos tan bien. Nuestros cuerpos se rozan con cada golpe que doy a su centro, nuestro sudor se mezcla en uno solo. Beso su cuello y mordisqueo y chupo dejándole una marca. Sonrío. Será difícil cubrir, gime y llevo mis labios a los suyos para mordisquearlos. Mis manos viajan por su espina dorsal, tocando su suave piel y acariciándola. Tomo un puño de su cabello rubio y jalo hacia atrás para que me dé mejor acceso a sus pechos, mi lengua juega con la punta rosa de sus pezones y chupo. Pronto las explosiones que siento están arremolinándose en el centro, todo está empezando a ser más intenso y estamos a punto de llegar al clímax, cuando lo hacemos colapso encima de ella. Dejo salir el aliento retenido, este ha sido una de las mejores folladas. —Nunca había follado en mi oficina.  —Susurro en su oído. —Siempre hay una primera vez. —Dice. —¿Por qué no la volvemos a bautizar? —pregunta traviesa. Sonrió. —Eres muy traviesa conejita, —ese era el apodo que le había dado en la cama. Me recordaba a las conejitas playboy. La tomé de las piernas y la bajé de mi escritorio, la volteé quedando de espaldas a mí. Mi polla se metió entre sus piernas, sin previo a viso la embestí, gimió ante mi rudeza. Besé su cuello y le susurré: —Prepárate para una dosis más de mí —incliné su cuerpo al escritorio quedando en la posición que la quería para mí. Listo para la siguiente posición, me dejé llevar por mi deseo carnal, la comencé a bombear con todo lo que tenía retenido. —¿Quieres cenar ésta noche? —se abotona la camisa y acomoda el cabello. Recojo mi corbata y me la pongo. —Me encantaría —la acerco a mí y le doy un beso mordiendo su labio inferior. Gime en protesta. —¿Dónde? —En mi casa —responde. —Está bien. —¿Qué te gustaría comer? —Todo lo que tenga que ver contigo en el menú me gustaría. –Muerde su labio inferior y sus ojos llamean de deseo. —Andas muy juguetón. —Me toma de la corbata que acabo de atar y me jala hacia ella en un beso feroz y ávido. —Tendré una junta en media hora. —Advierto. —Es tiempo suficiente para lo que te haré —ronronea. —Y tengo que revisar unos papeles antes. —Hace pucheros ante el rechazo. —Me encantaría que me hicieras todo lo que tu cabecita traviesa tiene para mí, pero será esta noche. Ahora no puedo, tengo trabajo encima —beso su coronilla despidiéndola. —Entonces ésta noche —sonríe. Se da la vuelta y le doy una nalgada que hace que me mire con lujuria. —Esta noche —prometo. Me siento en mi escritorio. Y saco los papeles del cajón donde los he guardado, reparo en la foto que yace dentro mirándome, juzgándome. —Estoy siguiendo mi vida, Becky —La meto al fondo y cierro el cajón con fuerza. No puede juzgarme por seguir adelante cuando ella me abandonó, estoy haciendo lo correcto. Es hora de que comience a olvidarla, es hora de dejarla atrás. —Todos esperan en la sala de reuniones, Sr. Kinney. —Lauren se aparece en mi oficina. —Infórmele que voy en camino. —Digo sin apartar la vista de mi computadora. Cuando entro a la sala de reuniones todos están sentados esperando por mí. Mi consejo directivo me informa que una empresa quiere que le vendamos nuestra mercancía con un veinte por ciento de descuento. Esto me hace reír. —Díganle que el diez, no más. Además ¿Quién es el director de la empresa? ¿Hemos hecho negocios antes con él? —Directora, Sr. Kinney. —Corrige mi asesor financiero. —La Sra. Carson está muy interesada en hacer negocios con nosotros, dice que puede traernos beneficios a ambas empresas. Las empresas Singer son nuevas en el mercado, pero está dispuesta a que si unimos nuestras empresas podemos llegar a ser indestructibles. —No me convencía. —Tienen una propuesta muy atractiva. Si me lo pregunta, no perderíamos nada en saber lo que nos proponen. —Nosotros llevamos por años en el mercado y somos una de las mejores empresas internacionalmente y lo hemos hecho solos, nunca necesitamos ayuda de nadie. Dígale a la Sra. Carson que no estamos interesados en ningún tipo de negocio con su empresa al menos que acepté mi petición    —Me levanté de mi silla dando por terminada la junta. —Si no hay nada más de qué hablar me retiro. Eran pasadas de las ocho y mi oficina estaba llena de papeles en el escritorio. Tocaron a la puerta, sabía que no era Lauren porque ya se había ido hace media hora. —Pase. Mi asesor financiero entró por la puerta. —Buenas noches, Sr. Kinney. Solo venía a informarle en persona que la Sra. Carson ha recibido su mensaje. —Informó. Revisé los gastos de transporte que habíamos hecho en este año. —¿Y? —pregunté. —Sigue negándose al diez por ciento. Pero ha dicho que en persona hablará con usted. —¿Cuándo? —La próxima semana. —Está bien. Yo me encargo de ella. —Buenas noches y que descanse. Terminé de revisar los papeles. Y cerré mi oficina. Bajé al estacionamiento y manejé hasta la casa de Leidy. —Disculpa por llegar tarde —le mostré un vino. —Lo compré antes de venir. Me recibe con un beso. Su casa es cálida, tiene colores pasteles y me conduce a la cocina. —Estoy preparando estofado —dice. Destapa la botella de vino y nos sirve en copas. —Un placer cenar contigo —brindamos. Bebe de su copa sin dejar de mirarme. —¿Qué miras tanto? —pregunto. —Eres hermoso de una forma inquietante. —Veo un brillo en sus ojos que he visto antes. Sé lo que pasará si no detengo esto. —Leidy —comienzo. —Llevemos esto paso a paso. No volvamos a cometer el mismo error de antes.  —Sonríe. —Solo daba mi punto de vista. —Puntualiza. —No tienes de qué preocuparte. —Vi ese brillo, y era el mismo brillo en tus ojos cuando te miraba. —dije —las cosas entre nosotros son buenas. Pero no sé si funcionaremos de otra forma que no tenga que ver con el sexo. Después de que lo nuestro terminara y me graduara, volví a mi pueblo. Y encontré a una persona que me hizo sentir diferente. Amé. Sus ojos se tornan tristes por mi confesión. —Pero me dijiste que nunca amarías. —Lo sé. Pero las personas cambian y ella me cambió para bien. —Randy —su voz bajó una octava.  —¿La sigues amando? —el dolor en su voz era innegable. No estaba seguro si ella en realidad me había dejado de amar y solo tenía este sentimiento de mí por el reencuentro. —Sí, lo hago. Pero ella ya no está conmigo, también me ha abandonado como lo hicieron todas las personas que amé en mi vida. —No digas eso —se acerca a mí dejando su copa de vino a un lado. —Yo te amo. Y nunca te dejaré solo, te lo prometo. Leidy sabía de mi historial con las muertes de mi familia. Fue la primera persona a la que le conté toda mi tragedia. Me ayudó, pero no lo suficiente como para salvarme. —No digas eso. No me prometas nada que no pueda estar a tu alcance. Es imprescindible. Negó con la cabeza. —Puedo cumplir esta promesa. —Pero no puedo decirte que yo pueda amarte. —Sentí lagrimas empapar mi camisa. —Lo siento, Leidy. Pero creo que así será siempre lo nuestro. No puedo cambiar mis sentimientos hacia ti. —Pero puedes intentarlo —sonreí. —No te prometo nada. Alzó la vista a mí. —¿Puedes intentar amarme esta vez? —su voz estaba encrespada y llena de tristeza. Tragué saliva. Cerré mis ojos. —No creo volver a amar ésta vez. A todas las personas que he amado me han dejado. Si lo hago contigo, lo harás igual. Sacudió la cabeza. —No lo haré. Te lo juro. Un nudo se formó en mi garganta.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD