—¿Por qué tanta comida? —Bethany repitió la pregunta como si de esa manera fuera a logar que su padre dejara de mirarla con el signo de interrogación en el rostro. —Sí…—hizo una pausa y bebió otro sorbo de su café—, porque me parece que no comes demasiado tu sola. ¿Vas a ver a alguien? —A mí —la voz de lluvia resonó en la cocina como campanas de gloria. La hermana menor salió en rescate de la hermana mayor, un caso particular. —Ohhh…—exclamó su madre y se encamina hasta su hija menor para darle un beso en la frente—, ¿le harás compañía a tu hermana? —Sip…—y sin que nadie más lo notara, ambas se dedicaron una mirada. La de Bethany emitía un “gracias”, pero la de Lluvia un “me vas a decir de que rayos va todo esto” La familia Greyson se tomó esa hora matutina para compartir un desa