Llegamos a una colorida casa color verde con jardines muy bonitos, Jonny nos ayuda con las maletas y nos da un pequeño tour por la casa, es espaciosa y cuenta con cuatro habitaciones, dos para dormir y una que está realmente protegida pues Jonny nos explica que ahí es donde se encuentra toda la tecnología que necesitamos para nuestro trabajo en Morpheo y la otra funciona como cuarto médico.
—Desde aquí vamos a controlar toda la operación el día de hoy, ustedes llevarán un nuevo micrófono, super oculto. Espero que les gusten los aretes.
Jonny nos muestra una caja con dos pares de pendientes muy bonitos. En esta habitación hay muchas cosas interesantes, me siento como en una tienda de juguetes.
—¿Es broma verdad? –pregunto sintiendo que por segunda vez en el día algo me suda.
—No cariño, en este par de pendientes hay una cámara y un micrófono. Ustedes deberán llevarlos siempre, porque llegando al club serán revisadas de pies a cabeza y no bromeo, ellos buscarán micrófonos hasta en sus bragas, así que sugiero que no usen.
—La ropa interior para mi no es un problema, –aseguro y Jessica me mira perpleja–, pero nunca he usado aretes así que...
—Eso no es problema chiki, ponte cómoda y yo me encargo de todo.
Jonny se mueve con gracia por la casa llegando hasta la sala médica, ahora que lo analizo mejor puede que se vea muy masculino pero muy en el fondo terminaremos peleando por los hombres.
—Ven aquí. –señala la camilla y pone antiséptico en sus manos, luego busca unos guantes y me pide que no mire.
Me recuesto y hago exactamente lo que pide, Jessica está a mi lado viendo atenta.
—Esto que te estoy poniendo es lidocaina, es un tipo de anestésico local, pronto no sentirás nada.
Jonny unta en el lóbulo de mi oreja el anestésico y después de unos minutos siento dormida la oreja, él se pone manos a la obra y solo puedo sentir como hace algo con mi oreja pero no estoy segura de que... Hasta que escucho como algo "se rompe"
—Oh por dios. –susurra Jessica.
—¿Qué ocurre?
—Sangras. –señala Jonny despreocupado.
Hace un par de movimientos más y me pide que me gire. Hace lo mismo con mi otra oreja y cuando termina me mira sonriente.
—Dios, cuando llegaste a este lugar y te vi dije, "esa mujer es divina, un pequeño angelito con cuernos endemoniados" pero ahora, lo confirmo. Eres muy hermosa Khatia Markova y esos pendientes solo resaltan más tu belleza.
—¿Eres gay? –cuestiono sin filtro como siempre.
—Khatia, por dios. –jadea Jess.
—Sí, lo siento. –confiesa.
—En ese caso, el cumplido es muy bien recibido. Creí que estabas coqueteando conmigo. –confieso y él ríe.
—Ay no, no, no, que asco. No me mal intérpretes cariño, pero tú y yo buscamos lo mismo.
Jess ríe y yo junto con ella.
—Realmente agradezco tener un gay de mi lado. Son lo mejor que este maldito mundo puede tener.
—Oh chiki, voy a llorar. –asegura abanicando su cara–, vengan acá, voy a mostrarles el paraíso.
Jess da saltitos como niña pequeña y yo bajo de la camilla siguiéndolos, entra a la habitación de Jessica y abre el armario, hay infinidad de ropa, vestidos, zapatos, gorros, pelucas y un sinfín de cosas.
—¿Todo eso es para mi?
—Sí, van a necesitar muchas de estas cosas, y todo es suyo. Así que busca algo sexy para ponerte hoy mientas le muestro a Khatia lo suyo.
Jessica asiente y se pone a buscar y a probarse prendas, mientras Jonny y yo caminamos a la que es mi habitación.
—Yo elegí todo lo que ves aquí, la ropa, los zapatos, las joyas, los cuadros que adornan tu habitación. Fue mágico y especial hacer esto Khatia.
—¿Por qué? ¿No hiciste lo mismo por Jessica?
—Claro que si, pero ¿sabes cuantas veces soñé con esto? ¿Con trabajar a tu lado? Desde que Vittorio murió bajo el operativo que dirigiste supe que debía hacer lo posible por estar codo a codo contigo, por que llegarás a ser grande y el que estemos teniendo esta conversación me lo confirma.
—No sé qué decirte Jonny.
—No digas nada, mejor ven a ver esto.
Jonny abre la puerta del armario como si se tratase de la mismísima entrada al paraíso, puedo observar todos los vestidos que hay aquí, infinidad de zapatos, joyas, abrigos, lencería sexy, pelucas y muchas cosas más.
—Debo admitir que tienes un gusto exquisito. –confieso acariciando la tela del abrigo–, gracias por todo Jonny.
—No tienes que agradecer nada. Ahora cambiate, que se acerca la hora de ir a trabajar.
—¿Tú vienes con nosotras, cierto?
—Totalmente, soy el cadenero chiki.
Jonny me guiña un ojo y sale de la habitación, observo cada prenda que hay aquí, es precioso todo.
Elijo un vestido para la ocasión y me dispongo a bañarme, quito los lentes de contacto como me enseñaron las chicas y los coloco en el estuche, el baño es una pasada, es blanco, precioso, grande.
Cuando me meto debajo de la lluvia artificial, mi cuerpo se empieza a relajar, estaba tan nerviosa con todo esto, aunque aún me embarga el miedo de cometer un error, confío en que todo saldrá bien, o tendré que dejar de lado el maldito miedo y dispararle a alguien en algún momento.
Cuando termino de ducharme aplico crema humectante en todo mi cuerpo, me paseo desnuda por mi habitación sin darme cuenta de que la cortina esta abierta, un par de ojos oscuros me observa desde su casa, rápidamente camino hasta allá y corro la cortina. Por primera vez en la vida me sentí incómoda con eso.
Alacio mi cabello mientras escucho música, la música me hace sentir poderosa, tiene tanta influencia en mi que siento que la canción que escucho mientras me calzo las zapatillas que llevaré hoy me hace sentir poderosa, siento que puedo con todo, me pongo el vestido con el que me presentaré oficialmente hoy, es un vestido corto de tela negra con un escote en la espalda, adornado con tres hilos dorados y una abertura a cada lado.
Me siento muy sexy y poderosa. Another one bites the dust suena de fondo cuando me miro al espejo.
—Esta noche Andrés Villarroel va a morder el polvo.
இ═══════இ
—Oh chiki te ves tan sexy. –señala Jonny en cuanto me ve–, pero eso ya era obvio, eres tan caliente como el infierno.
—Gracias Jonny.
Jess sale de su habitación y Jonny jadea con sorpresa. Hoy luce un vestido dorado y corto, se cabello esta recogido en una cola alta y lleva maquillaje precioso. Se ve tan bonita y por alguna extraña razón veo su incomodidad a kilómetros.
—No me siento cómoda, inspectora.
—¿Pero de qué hablas? Te ves como una Diosa. –señala Jonny.
—¿Recuerdas que yo no quería cortar mi cabello? –cuestiono y ella asiente–, pues respiré y me armé de valor, podemos hacerlo, para eso vinimos, a demostrar que estamos en el lugar correcto.
—Gracias Khatia, es hora de irnos.
Ambas salimos de la casa mientras Jonny se prepara para iniciar con el operativo de esta noche.
¿"pueden oírme“? –pregunta Jonny a través del micrófono.
—Afirmativo. –respondo una vez que Jess me lo confirma.
—Vayan con cuidado chicas, las veré más tarde.
Tomamos un taxi que nos llevará hasta el club, Jess tiene las manos frías y se nota inquieta, sé que no debe ser fácil para ella.
—Haremos lo que teníamos planeado hacer, ¿de acuerdo? Yo iré de lleno con Andrés Villarroel, tú solo cubreme cuando sea necesario.
—Gracias Khatia, ten por seguro que siempre te cubriré.
Asiento y sonrío cuando toma mi mano.
Las calles de la frontera están iluminadas, hay mucha actividad nocturna y eso solo me indica que posiblemente la distribución de la droga sea más frecuente en la noche.
—Tengo ordenes estrictas de pasar por ustedes en cuanto acabe su turno en el club, por favor no se vayan con nadie más o Mónica me va a castrar.
—Entendido, gracias por traernos.
Ambas bajamos del lugar y apenas ponemos un pie en la calle puedo sentir el aire frío subir por toda mi piel. Observo el lugar, es tan elegante por fuera.
Nos acercamos a la puerta y un hombre nos detiene.
—¿Qué quieren? Aún no está abierto.
—Venimos de parte de la agencia, el señor Villarroel nos espera.
—¿Cuáles son sus nombres?
—Natalia y Elisa Peterson.
Él revisa la lista y asiente dándonos acceso. Una vez adentro nos llevan hasta unas escaleras que nos conduce a una puerta de madera tallada con un quetzal.
La puerta se abre y nos dejan pasar, una vez adentro puedo darme cuenta de dos cosas, ahí se encuentra Andrés Villarroel, impasible y sonriente y dos, no esta solo.
—Señoritas buenas noches, me presento formalmente, mi nombre es Andrés Villarroel, es un gusto tenerlas aquí. Les informo que por protección mis guardias las van a revisar, espero eso les genere algún inconveniente.
—Ninguno. –aseguro mirándolo fijamente.
—Bien, pueden pasar a la pequeña habitación en donde se van a tener que quitar la ropa.
—No es un poco...
—¿Extremista? No lo creo, he sufrido dos atentados de mujeres que llevaban una pistola entre las piernas, así que disculpame si pienso un poco más en mi seguridad. –le responde a Jess con una sonrisa.
—Entiendo.
Jess entra a la habitación seguida de la mujer que va a revisarla, obviamente ella lleva mucha ropa cuando Jonny nos dijo que no lo hiciéramos.
Él me observa con fijeza y yo no le bajo la mirada. Jess sale con la cara roja, seguramente de vergüenza.
—Está limpia.
Asiente y me hace una seña para que entre. Me doy la vuelta para ir a la habitación pero su voz autoritaria me congela.
—¡Alto! Yo me encargo de ella. –señala él decidido y sin dejar que nadie objete me apremia a entrar. Jess me da una mirada de pánico.
Al entrar trato de respirar de manera tranquila. La habitación solo tiene un perchero donde colgar la ropa.
Andrés me mira con detenimiento.
—Casi puedo apostar que debajo de esa tela negra no hay nada más que piel. ¿O me equivoco, Natalia?
—¿Por qué no lo averiguas?
Me da una mirada que podría petrificar a cualquiera menos a mi. Se acerca despacio y toma el dobladillo del vestido cerca de mis piernas, lo sube lentamente sin dejar de mirarme, alzo los brazos para quitar por completo el vestido de mi cuerpo, su mirada me escanea, no llevo ropa interior, por lo tanto la vista de mi cuerpo desnudo es lo único que puede observar.
Da varios pasos hacia atrás y sin disimulo mira lentamente desde mis pies hasta mi cabello.
—Gira. –ordena y yo muy a mi pesar obedezco.
Me giro despacio volviendo a mi lugar.
Andrés es un hombre muy apuesto, lo poco que puedo ver de su piel está lleno de tinta, sus facciones parecen talladas por dios, nariz perfilada y recta, labios carnosos, ojos profundos adornados por unas espesas cejas y largas pestañas, una barbilla afilada y bien definida por la barba. Es guapo, si, pero nada más.
Se acerca a mi con rapidez y pone su dedo índice en mi pecho, trazando una línea por en medio de mis senos, deteniéndose justo en mi ombligo.
—Algo me dice que eres muy peligrosa.
—Lamento no estar de acuerdo con ello, soy tan peligrosa como un conejito.
Él ríe de manera melodiosa y hace que mi cuerpo se tense.
—Será de lo más divertido tenerte a mi lado Nat, y más que eso, será un placer.
—El placer es mío, señor Villarroel.
Toma mi vestido y me viste con lentitud rozando mi piel.
Salimos de la habitación y todos nos miran atentos.
—Elisa, ¿cierto? –Jess asiente–, te quedas en la zona Vip con las otras, Nat, será mi compañía por el tiempo que yo crea prudente.
Ambas asentimos.
"ya lo tenemos Khatia" –susurra Jonny.