En casa tenemos dos coches, las mañanas que mi padre lleva a mamá al trabajo yo puedo usar el otro coche para ir a la universidad. Paso a recoger a Laura, estudiamos lo mismo pero cogimos itinerarios algo diferentes porque ella necesita unos créditos más que yo al año. Nos separamos cuando ella tiene un taller de tecnología y yo necesito recoger unos libros de la biblioteca.
No he venido mucho así que doy mil vueltas por los pasillos hasta encontrar la sección. Estoy por coger un libro cuando otro de una estantería superior se me cae en la cabeza.
—Au —me quejo.
—Lo siento —escucho y al mirar por el hueco veo que hay un chico en el pasillo contiguo—. ¿Estás bien?
—Sí sí, no te preocupes, todos los días se me cae un libro en la cabeza.
Sonríe y se rasca la nuca, parece avergonzado.
—Estas estanterías están mal diseñadas —dice.
Yo no culparía a las estanterías por su torpeza, pero qué importa.
—Ya... ¿tú lo harías mejor? Estás en la sección de libros de filología. No es que me conozca la biblioteca, es que he pasado veinte veces por ahí.
Los dos nos reímos y aunque el hueco es pequeño soy capaz de ver tras las gafas redondas que lleva tiene unos ojos azules bastante curiosos.
—¿Eres nueva? —me pregunta.
—Estoy en primer año, ¿y tú?
—También. Me llamo Kevin.
—Yo soy Erin.
Tiene una sonrisa bastante adorable por lo poco que puedo ver y me da la sensación de que se sonroja. Parece un chico bueno e inofensivo, nada que ver con Nick. ¿Y por qué estoy pensando en él?
—Nos veremos por ahí, Kevin, tengo que seguir buscando unos libros.
Coloco de nuevo el libro que se me ha caído a la cabeza en su lugar y cierro la comunicación, sin embargo me lo vuelvo a encontrar en el mostrador de la primera planta mientras esperamos a que la bibliotecaria nos selle el canjeo de los libros.
—Hola otra vez, Erin —me dice.
—¿Le has tirado otro libro a alguien? —bromeo.
—No —se ríe—. ¿A ti te han vuelto a tirar otro libro?
—Menos mal que no.
Sacamos los libros y cuando nos damos cuenta de que vamos caminando en la misma dirección terminamos yendo juntos. Me entero de que se está quedando en la residencia porque viene de otra ciudad, que efectivamente estudia filología. Parece un chico algo reservado, diría que hasta tímido, tiene cara de niño bueno con las gafas y el pelo súper rizado y bien peinado; por eso me sorprende un poco cuando me pide mi número de teléfono.
—Podríamos tomar un café algún día —me dice.
No me gusta pensar en Nick cuando estoy hablando con otros chicos, sé que Nick jamás piensa en mi. ¿En qué lio me he metido?
—Claro, me encantaría.
Pensaba que este trato de follamigos con Nick no nos llevaría a nada, estaba segura de ello y ahora me encuentro con unos sentimientos que no me gusta tener. Me regaño a mí misma cada vez que pienso en Nick como no debería. Es solo sexo y el resto del tiempo somos los mismos de siempre.
Nos separamos en nuestras facultades y de vuelta a casa se lo cuento todo a Laura por el camino.
—¿Y es guapo?
—Es mono, tiene cara de chico buenísimo.
A lo largo de la semana Kevin y yo nos vemos dos veces para tomar algo en la cafetería. Me cae súper bien pero... Pero no me hace burlas, y no se mete conmigo cada dos por tres. Sonaré estúpida pero es que no es Nick.
Me gustaría poder contarle este problemón en el que me he metido a alguien para que me diera consejo. A Laura seguramente, aunque sea una alocada siempre tiene buenos consejos, gracias a ella he superado muchas decepciones amorosas. Seguramente me diría que me quede con Nick porque el sexo es increíble con él, entonces le contaría que me estoy empezando a pillar por él y creo que me aconsejaría salir con alguien mejor. Nick no es capaz de tener una relación seria ni de estar con una única chica. Nunca ha tenido novia.
La mañana del sábado me despierto con un mensaje de Kevin y con el sonidito de la dichosa pelota de Nick rebotando contra la puerta del balcón.
Kevin: "Buenos días, ¿qué tal has dormido?"
Kevin es el material de novio perfecto.
Pero entonces me levanto de la cama y arrastro los pies hasta el balcón, y Nick está ahí con la sudadera puesta y cara de dormido.
—Ya te has puesto el pijama de invierno. ¿Se te congelaban los abdominales?
Entrecierran los ojos y me lanza la pelota.
—Me calentaba cuando te veía.
Chasqueo la lengua y le tiro la pelota de vuelta.
—Sabes que el balcón se abre con facilidad para cuando quieras hacerme una visita —. Nick lo sabe todo de mi casa, y a veces creo que de mi también. Doy un paso atrás y antes de cerrar el balcón añado—: Me voy a dar una ducha, también sabes dónde está el baño.
Aunque no es pronto, sé que nadie entra en mi habitación sin permiso salvo Jenn, que me quita ropa del armario y pienso que también entra para mirar a Nick por el balcón, sobre todo en verano. Y él está muy al tanto de ello. De mi se burlaría pero como es Jenn, Nick también la quiere como a una hermana.
Me meto en el baño y no echo el pestillo, mi pijama se arremolina en el suelo cuando me desnudo y ya empieza a haber vapor en el ambiente cuando escucho el pomo seguido del pestillo. Mi ducha no es grande, pero cuando entra Nick no importa. Su mano me hace una coleta con el pelo que se enreda entre sus dedos y me inclina hacia la pared. Me azota y seguro que hace contorsionismo para llegar a besarme el cuello.
—Esta noche voy a estar solo...
—¿Me estás invitando a algo?
Su mano se aprieta maś en mi pelo y pego la mejilla contra los azulejos. A mi me gusta esto, que sea así de duro conmigo. Ya siento su erección intentar entrar en mi, si quisiera ya me estaría follando.
—A hacerte todo lo que quieras.
Es tan excitante estar así con él... Siempre sabe qué decir y cómo tocarme para hacerme excitar. Voy sintiendo como me penetra, es lento pero no deja que me haga a la idea cuando empieza a hacerlo como un salvaje. Tengo que sujetarme con fuerza para no golpearme contra los azulejos. Ningún chico fue nunca así de duro conmigo y es algo que descubrí que me gustaba. Las caricias están bien, y lo lento, pero lo duro y salvaje que es Nick también me encanta. Empiezo a gemir más alto y él me cubre la boca con su mano. > El agua que escurre entre los dos me hace crear una imagen de lo más erótica en mi cabeza cuando llego al orgasmo y Nick deja caer su cabeza contra la mía penetrándome con fuerza y decisión. Y lo siento, se derramaba dentro de mi y seguiría así toda la mañana, pero debemos volver a nuestras cosas.
A volver a fingir que esto no ha pasado.