Valentina está de pie en medio de la enorme habitación. El vestido de novia aún la envuelve, aunque ya sin la gracia de unas horas antes. La mansión que la señora Victoria les regaló como casa parece demasiado grande, demasiado silenciosa. La ceremonia terminó hace apenas unas horas, pero la soledad la golpea con fuerza. El chofer de Alejandro la trajo hasta aquí con la excusa de que él estaría ocupado con algunos negocios. Valentina no creyó esa mentira. Conoce muy bien a Alejandro. El silencio es interrumpido por el timbre de su celular. Un mensaje entrante hace que su corazón dé un vuelco. Mira la pantalla y se queda inmóvil. Es de su hermana. Fotos y videos. Sus dedos tiemblan, indecisos entre abrir o no. En el fondo sabe que es una provocación, otra forma de lastimarla, de demostrar