El celular de Alejandro suena de forma estrepitosa dentro del bolsillo de su chaqueta justo cuando está por abrir la puerta de la sala donde está Camila. Suelta a Valentina con brusquedad y atiende de mala gana. —Estoy en el hospital, madre. Camila aún está internada —dice, mirando a Valentina con un odio que le aprieta la mandíbula. —Ven a la mansión ahora mismo y trae a Valentina contigo. Me avisaron que ahora salió de alta. Camila tiene a sus padres para que la cuiden. Tu responsabilidad es tu esposa. Los espero dentro de media hora. Tengo algo que comunicarles. —La voz de Victoria resuena al otro lado, firme y tajante. —Madre… —intenta replicar, pero el clic de la llamada cortada le deja con la palabra en la garganta. Valentina baja la mirada. Ha escuchado cada palabra de su suegr