Capítulo 3

1393 Words
Lili Bennett Me aferré a la pequeña mano de mi hijo al estar frente al helicóptero que nos sacaría de la isla y nos llevaría a la ciudad más cercana. Las dudas de si estaba haciendo lo correcto o me arriesgaría en vano, pero madre tenía razón en decir que volver era lo mejor para mi y para mi hijo. Antes de subir a la aeronave giré hacia la casa que me había albergado por cinco años, siendo testigo de todas las noches en las que lloré a mares por el dolor que causaba una traición, ese dolor que pareció consumirme hasta dejar los fragmentos rotos que quedaban de mi. —Vamos, mami —el pequeño Liam tiró de mano hacia dentro, ubicándose en un asiento junto a mi madre que no dejaba de escudriñar mi rostro en busca de una negativa —abuela, ¿puedes volver a contarme cómo será mi nueva escuela? Desvié la mirada hacia otro punto, escuchándolos hablar y hacer planes de lo que harían al llegar a casa, al lugar que vio crecer, el mismo que me vio fracasar de la manera más humillante que jamás imaginé. Mi corazón daba un vuelco ante la idea de tener de frente a todas aquellas personas que estuvieron involucradas en todo lo que me sucedió y me encargaría de que cada uno pagara por ello para que no pensaran que podrían volver a dañarme o vencerme. Por Liam me volvería un ser indestructible. —Lili —llamó mi madre para que bajara del helicóptero y saliera a la pista privada donde esperaba el Jet que nos llevaría hasta Los Ángeles —escucha —se detuvo enfrentándome cuando caminaba detrás de ella —las cosas han cambiado y tendrás que ser el doble de fuerte de lo que fuiste hace cinco años para destruir a los Decksheimer de una vez por todas. —No te preocupes, madre, lo haré —le di una mirada a Liam que subía con emoción al interior del Jet —hace años no tenía la intención de acabar con ellos pero ahora las cosas son diferente, se ha convertido en una de mis metas. Ella sonrió y tomó mi rostro besando mi frente. —Eso es lo que quería escuchar, mi bella hija ha vuelto. Caminé con la cabeza en alto, sintiendo la adrenalina recorrer mi cuerpo y las ansias por volver a lo que me apasionaba. Conocía muy bien este mundo, sabía cómo se movía y el camino hacia la cima lo había memorizado. No me sería difícil volver a ser lo que era en una versión mejorada, haría que todos volvieran a recordar mi nombre y que mis enemigos temblaran y se la pensaran dos veces antes de meterse conmigo y ser aplastados con mi ira. Me ubiqué dentro del Jet con mi hijo a mi lado, quien no tardó en quedarse dormido con su cabeza sobre mis piernas. —Aprendiendo de mi hija y de mi difunto esposo —habló madre sosteniendo una copa de champán en su mano derecha y sus piernas cruzadas —esparcí un rumor que los mantendría ocupados y que los tomara desprevenidos tu retorno. Sonreí s medias ladeando la cabeza. —¿Qué has hecho, madre? —Como lo dije, esparcí el rumor de que Bennet Corp. está a nada de declararse en banca rota. —¿Qué? —alcé mis cejas atragantándome con mi propia saliva. —Eso —sonrió grandemente —todos pensaran lo peor de nuestra empresa y tu llegada los tomará desprevenidos. Todos recordarán por qué eras el temor de la industria petrolera, volverás a tomar ese puesto como la mejor, cariño. —Soy la mejor, madre —contesté enalteciéndome, confiando en mi inteligencia y en mi sabia manera de actuar. —Al llegar te presentaré los informes de cada movimiento que he hecho como la presidenta de Bennet Corp., el capital y todos los pozos que tenemos a nuestra disposición. —Antes de marcharme descubrí dos más, unos que no estaban en la lista que tomó Alex de mi caja fuerte, no los incluí porque eran los valiosos y no podía arriesgarme a compartirlo con alguien más. Parece que mi instinto funcionó para protegerme. —Y parece que no has perdido el toque —dijo murándome con orgullo. —Es parte de mi esencia, jamás dejaré de ser buena en esto o no sería yo. Descansé la mayor parte del vuelo y en cuanto volví a pisar suelo californiano algo dentro de mí se encendió, ese pequeño foco que se había apagado el día que me marché y que ahora retomaba demasiada fuerza por tanto voltaje acumulado. Volvería a adueñarme de esta ciudad y demostraría quien era la verdadera reina de todo. Abordamos la camioneta que nos condujo a casa, los grandes jardines fueron deleites para mis ojos con los recuerdos que avasallaron mi mente, las veces que me escapé de casa para ir a verlo a él, todo lo que arriesgué para pasar minutos a su lado que acabaron en la basura. —Llegamos, mi pequeño príncipe —le dijo a Liam dejándolo de pie sobre la acera que conducía a la puerta de entrada —tu verdadero hogar. Otra punzada en mi corazón al verlo feliz andando por el lugar. «¿Había sido egoísta por alejarlo de todo?» «No, sólo lo estaba protegiendo» me respondí a mi misma de inmediato. Mi hijo no merecía haber crecido en aquel ambiente lleno de disputas, de la guerra que se habría desatado si hubiera seguido en este lugar y hubiera descubierto mi embarazo. Él habría hecho hasta lo imposible por recluirme inclusive contra mi voluntad, su egoísmo no tenía límites. Al entrar dos mujeres esperaban por nosotros, madre las presentó como las nuevas niñeras de Liam quienes se encargarían de su cuidado mientras yo trabajaba. Me dolía tener que separarme de mi hijo después que compartíamos todas las horas del día. —Acompáñame al despacho —sin rechistar la seguí hasta aquel lugar que seguía conservando la esencia de mi padre —prepárate para mañana, dentro de un momento vendrá un estilista con las mejores prendas que se adecuan a tu cuerpo. Estará una rueda de prensa y la junta directiva nos esperará en la sala de reuniones para la devolución de presidencia. —¿Mañana? ¿Tan luego? —me sorprendí porque todo sucediera tan rápido. —¿Quieres seguir esperando otros cinco años más? —alzó una de sus cejas levemente molesta —Si, mañana volverás y deslumbrarás con tu presencia. Quiero que todos sepan de tu regreso, quiero que el infeliz de Decksheimer se retuerza por opacar su reciente compromiso con su estúpida amante que nunca te llegara a los pues, cariño. Que me recordara ese pequeño detalle me ponía de mal humor, me hacía querer tenerlo de frente para escupirle en la cara por ser una escoria sin valor alguno. La persona más baja que había llegado a conocer en mi vida y de la que me arrepentía tanto haberlo amado como a nadie. —No quiero que vuelvas a mencionar ese tema madre —sólo hacía que mi odio hacia él incrementara más, como si lo hiciera a propósito para seguir aborreciéndolo. —¿Qué? —alzó una de sus cejas —¿me dirás que sigues amándolo después de todo lo que te hizo? Mira que sigue humillándote al casarse con su amante, con la mujer que te engañó cuando todavía estaban casados. —No digas una estupidez como esa, el único sentimiento que albergo por él es ese odio profundo que me quema y no cesará hasta verlo hundido y lamentando todo lo que me hizo sufrir. Cada lágrima que derramé, cada noche que no pude dormir y las veces que luché por no desvanecerme él las pagaría, su nueva, o no tan nueva, mujer sería quien más sufriría. —Que sepan que mañana se dará una rueda de prensa, que se transmita en las ciudades más importantes y sobre todo, que ese rumor se esparza con más fuerza para que mis enemigos la vean y crean que podrán burlarse de nuestra ruina —sonreí sintiendo mi sangre calentarse, mis manos picar por la ansiedad que mi momento de brillar de nuevo llegara —recuperaré lo que me quitaron hace cinco años madre, eso te lo juro.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD