Alex Abrí la puerta encontrándome con una imagen que odiaba, mi sangre hirvió y mis puños se romperían de la maldita rabia que sentía. La vida no le alcanzaría a Stewart para pagar lo que había hecho, ver a Lili en aquella camilla conectada a las máquinas mientras permanecía inconsciente, con aquella bata y vendas que podía notar por encima de la tela me jodía de sobremanera. Despacio y silencioso me acerqué a ella, tomando su mano, quería relajar mi cuerpo pero con cada minuto que pasaba mi mandíbula se tensaba más y más. Debía haber sido yo quien le diera los puñetazos hasta que escupiera sus malditos órganos, por creerse que podría acosar a mi mujer y atentar contra su vida sin ninguna consecuencia. La cárcel sólo sería una manera para cubrir el crimen, pero Stewart no pasaría una