Agitó las pestañas repetidas veces en busca de retener las lágrimas que amenazaban con salir, sus manos aferrándose al filo de su vestido mientras se repetía silenciosamente que debía ser fuerte, que debía aprender a vivir sin la persona que siempre había caminado a su lado apoyándola, su otra mitad, su hermano. «Esto es un sueño, no es real» se repetía una y otra vez, el dolor en su hombro había pasado a segundo plano, era nada comparado en lo que se consumía su corazón. —¿Estás segura de esto? —preguntó él saliendo del armario con su traje n***o, su mirada puesta sobre ella quien asentía con seguridad. —Si, basta de ocultarnos y demostrar que tenemos miedo, se han llevado una de las personas más importantes de mi vida y voy a ir a por ellos y voy a dejárselos en claro —se giró para