—No es de tu incumbencia— dijo el tipo desviando la mirada hacia Mariana, quien enseguida le escupió en la cara y cuando el tipo se distrajo, ella aprovechó para darle una bofetada. Así que el tipo aflojo su agarre y ella finalmente pudo zafarse.
Cuando se alejó, Sebastián, cerro el puño y le acomodo un golpe en la cara tirando al tipo al suelo; sin embargo, él no iba solo, iba acompañado de dos hombres, uno igual de musculoso que el que estaba tirado en el suelo y el otro un poco más robusto, pero no por músculos. Ambos hombres estuvieron a punto de abalanzarse contra Sebastián, pero dos hombres altos que trabajaban como seguridad en el bar, los obligaron a retroceder con su presencia.
—¿Hay algún problema?—le cuestionaron con autoridad a Sebastián. Él señaló al tipo y miro sus nudillo
