En busca de un hogar

1520 Words
David  ¿Quién iba a pensar que buscar una casa o piso sería tan difícil para mi? Y no porque fuera una persona tan exigente, si no que mis días de picaflor me están pasando factura en mis días de padre devoto y esposo fiel y ahora, no hay edificio o barrio donde  una ex, de la ex, de la ex, que haya estado conmigo en algún momento, me reconozca, lo que me ha traído momentos muy incómodos delante de mi hija que al parecer le hace gracia.  ―Quiero decirte que esto es un secreto padre e hija ¿comprendes? ― Le comento a Sila que viene en la carreola mientras caminamos por otro pasillo de un edificio donde veremos un piso nuevo.   Dah, dah.. Ptttf… me contesta Sila mientras se acomoda.  ―Así es, un secreto entre los dos.― Le hablo tierno.― Si lo guardas después del pediatra iremos a comprarte algo dulce ¿te parece?  Dah  ―Eso lo tomaré como un sí.― Contesto y seguimos caminando hasta la puerta donde la vendedora de bienes raíces nos espera.― ¿Lista? Me dices si éste te gusta.  Toco la puerta y enseguida una chica alta de cabello rubio abre la puerta y cambia su rostro.―¡Claro Canarias!  ―Mierda.― Murmuro.  Sila comienza a reírse y no sé si ella entiende o las escenas en verdad son cómicas,  ―Soy profesional, por lo que te enseñaré este hermoso piso de cuatro habitaciones, dos baños completos y un medio baño, sala, comedor, cuarto de lavado y balcón.― Contesta tratando de tranquilizarse.  ―Gracias…― Y levanto la ceja porque se me olvidó el nombre.  ―Belinda. ―Belinda, cierto.  ―Para ser profesor tienes mala memoria.― Habla y me deja pasar.  ―¿Te dije que era profesor? ― Le pregunto y ella sólo niega con la cabeza.  Sila al ver el piso se emociona y me voltea a ver ―¡Dah!― Expresa.  ―¿Te gusta mi cielo? ― Pregunto y paro la carreola para sacarla de ahí y cargarla entre mis brazos. Sila inmediatamente señala la ventana del balcón.―¿Quieres ver?  ―¿Es tu sobrina? ― Pregunta de mal humor.  ―Es mi hija, se llama Sila.― Digo con orgullo mientras camino hacia los ventanales y vemos el balcón que me hace recordar al roof garden del piso colorido de la ciudad de México. ―¿Cómo es que un hombre como tú tiene una hija como ella? ― Pregunta de mala gana.  ―¿Hombre como yo? ¿Qué insinuas?  ―Ya sabes, jugador, mujeriego… creador de falsas promesas.  ―¿Qué te prometí? A ver… dime.― Comento un poco cansado de que todas me recuerden que fui un caos de más joven.  ―Un viaje a Paris para juntos navegar por el Sena a la luz de la luna.  ―Belinda, seguro tenía como cinco años menos, estaba ebrio y tú también, si te creíste esa promesa entonces no fue mi culpa.  Dah  Responde Sila viéndola y al parecer está de acuerdo conmigo. Belinda inesperadamente sonríe, al parecer mi hija le está ablandando su duro y roto corazón por un ex picaflor.  ―Supongo que te casaste, por eso buscas un piso tan grande.  ―Sí, me casé, y estuve viajando por México durante un tiempo.  ―¿Con tu esposa embarazada?― Pregunta.  ―No, Sila es adoptada.― Respondo un poco más serio y Belinda me ve a los ojos.  ―¿Adoptada?  ―Las puertas del balcón ¿son a prueba de niños? ― Pregunto.― Porque Sila empezará a caminar de un momento a otro y no quiero que pasen accidentes.  ―¿Me estás diciendo que no puedes tener hijos? ― Pregunta y volteo a verla porque la pregunta se me hace rara.  ―¿Qué? ¿Qué tiene que ver esto?  ―Bueno, yo digo… si adoptaste o… ―La llegada de Sila a mi vida no tiene nada que ver con el hecho de si puedo o no tener hijos, simplemente llegó Belinda, es todo, ahora ¿tiene seguro?  ―Sí, sí, claro.― Comenta tratando de retomar su papel como vendedora.― Antes aquí vivía una familia con dos pequeños y ellos aseguraron las puertas por lo mismo.  ―Y ¿por qué se fueron?  ―El padre consiguió trabajo en Málaga y se fueron para allá.  ―¡Ah!  Comienzo a caminar por el piso y mientras lo vemos Sila aplaude feliz.― ¿Te gusta, amor? A mi también. Entramos a la habitación principal y al verla sonrió, sí, me veo despertando al lado de Luz en este lugar y lo mejor de todo es que en frente está la puerta de otra habitación que podría ser de Sila, así que la abro para darme cuenta que es perfecta. ―¿Puedo tomar fotos? ― Pregunto.  ―Sí, sí claro. Saco el móvil y comienzo a tomarlas con una mano mientras Sila me pone a bebé sobre la mejilla dándome besos.  ―Amor, dame un poquito de chance ¿si? ― Le pido.  ―¿Quieres que te la sostenga? ― Escucho la voz de Belinda y volteo a verla.  ―Está bien, no te preocupes. ―Para que las tomes mejor, te prometo que soy buena con los bebés.  ―Bueno, si Sila se quiere ir está bien.  Ella extiende las manos y Sila se mueve hacia ella para que la carga y sorprendido la veo;ella sonríe.  ¡Dah! Contesta.  ―Hmmmm… Dah.― Hablo celoso.  Tomo las fotos de todo el piso, de cada lugar, cada habitación, todo y después  voy a la sala para terminar mi tour. Sila, se ve feliz, al parecer el piso le ha gustado tanto como a mí.  ―¿De cuánto es la renta? ― Pregunto.  ―No, no está renta, es compra.― Habla Belinda y me quedo en silencio por un segundo.  ―Mierda, es perfecta...― Contesto.  ―Así es… a veces las cosas se compran seguras, no se rentan por uno tiempo.― Habla y sé que Belinda no está hablando de la casa.  ―Gracias, yo ya compré hace unos meses atrás.― Murmuro y estiro los brazos para que Sila se regrese conmigo y ella lo hace emocionada, al parecer es a la única que le agrada papá. ― Sila, mi amor, tenemos que irnos, mañana buscaremos otro lugar ¿sale? ― Pregunto.  ―¿Entonces? ¿No hago oferta?  ―Hmmmm… ― Veo alrededor y veo que estoy a punto de perder mi hogar perfecto. «¿Tal vez si pido un préstamo en el banco? ¿Tal vez si junto todos mis ahorros?» pienso.  ―¿David?  ―¿Puedo comentarlo con mi esposa? No haré una compra sin consultarla, además yo venía con otra idea.  ―Pues, si tu esposa es igual de linda que tu hija no haré citas para ver esto piso en 24 horas, pero tienes que avisarme si la quieres o no.. no como cuando dijiste que me hablarías…  ―Entiendo Belinda, prometo que te hablaré.  Pongo a Sila en la carreola y después de darle otro beso a “bebé” mientras la aseguro me pongo de pie.  ―¿Te puedo preguntar algo? ― Me dice ella un poco incrédula.  ―Dime.  ―¿Por qué tu esposa sí y las otras no?  Suspiro.― No lo sé, simplemente la vi y pensé: Basta Canarias, es ella.  Belinda sonríe.  ―¿Puedo hacerte una pregunta? ― Pregunto.  ―Sí.  ―¿Por qué dijiste eso de no poder tener hijos?  ―¡Ah! Es que prácticamente teniamos un grupo de w******p donde hablabamos mal de ti y una deseo eso y por un poquito pensé que se había hecho realidad.  ―¡Qué!― Digo asombrado y voy hacia ella y me enseña el grupo que se llama “Las ex Canaritas” ― ¿Las ex canaritas? Es pésimo nombre.  ―Yo no lo puse, lo puso la administradora.― Y me enseña el nombre pero no me suena.― No tienes ni idea ¿Cierto?  ―No. ―¡Ay David Canarias! Al menos ya te casaste porque si no te las vieras duras…  ―Te llamo en 24 horas ¿quieres? ― Contesto y luego salgo del piso empujando la carreola.  Caminamos por el pasillo hasta entrar la elevador y cuando estamos solos me pongo a la altura de Sila y la veo.― Sin comentarios a tu madre ¿quieres? Y yo no le digo que te cargó una de mis ex's ¿estamos?  ―Dah, dah..  ―Bien, así me gusta. Ahora iremos a ver a tu abuelo para pedirle otro préstamo que tendré que pagar con un riñón, porque Sila, hemos encontrado nuestro hogar.  ―Dah, da... Ahhhh.― Grita emocionada.  ―Las ex Canaritas ¿quién hace un grupo así?―Le pregunto y mi hija solo me sonríe. 
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD